Conmemoramos hoy un aniversario más de una fecha fatídica que manchó parte de la historia de nuestra Argentina. El golpe cívico-militar marcó una fracción triste y oscura la historia, pero sin embargo es parte de lo que hoy nos constituye como sociedad y es parte de nuestra realidad.
La humanidad y cada individuo se constituyen tanto de los sucesos que nos traen felicidad y mayores logros, como de aquellos hechos nefastos y aberrantes, que deben servir también de experiencia para crecer, a pesar de la dureza y la crueldad de los mismos. Para ello es necesario no olvidar y continuar construyendo, mirando hacia adelante pero sin olvidar el pasado.
Esta fecha nos invita a reafirmar la defensa de las banderas de la Memoria, Verdad y Justicia, como pilares fundamentales para trazar las políticas públicas. Nuestro pasado tiene que estar siempre presente para que hechos de este tipo, que fueron un golpe y detrimento a los derechos humanos, nunca más vuelvan a ocurrir.
La historia continúa y debemos seguir caminando, ratificando las luchas de quienes desde un comienzo pidieron verdad, y comenzaron la búsqueda de 30 mil desaparecidos. Tomar la valentía de personas como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que con entereza y coraje siguieron la búsqueda de hijos y nietos, y que hoy son un ejemplo en el mundo.
Muchos derechos se conquistaron en los últimos años, y esto debe continuar más allá de los cambios de gobierno, porque los derechos humanos son universales y no representan a ningún partido político.
Hoy tenemos el orgullo de poder decir que se recuperaron 121 nietos, y esa debe ser la fuerza para seguir trabajando para encontrar a los que aún faltan. Debemos mantener vivas las luchas y éstos ideales; generar conciencia ciudadana, y mostrar qué pasó para que nunca más volvamos a vivir siquiera un intento de golpe de Estado, que perjudique los valores democráticos.
Nuestro compromiso es mantener viva la historia, luchar por la verdad y la justicia, y hacer de estas banderas una política de Estado; garantizar instituciones sólidas que breguen por los derechos humanos, para continuar construyendo día a día una democracia participativa e inclusiva, un gobierno abierto que escuche a la gente, y que acepte la diversidad cultural, sexual e ideológica, para así tener un país y una provincia superadora, que tenga visión a futuro pero la memoria presente.
