La cooperativa de provisión para productores y distribuidores, Frutihortícola “Noreste” Limitada, mercado mayorista de Resistencia, Chaco, tiene 35 años de vida institucional y la conforman 180 asociados de los cuáles el 60% son intermediarios, pequeños comerciantes, y el 40% restante pequeños productores de la zona. Como mercado frutihortícola no participa de manera directa en la comercialización a consumidor final sino que se constituye en el espacio físico y se pone al servicio de la logística, limpieza, seguridad y mantenimiento, todo a cargo de la administración cooperativa.
Américo Barúa, presidente de la cooperativa, dialogó con elDIARIO de la Región acerca de la compleja realidad que atraviesa dado el drástico aumento de costos fijos que deben afrontar y que en muchos casos superaron el 200%. “Estamos pasando un momento complicado. Si bien es cierto que hasta ahora llevamos una administración bastante austera, no teníamos estos sobresaltos. Todo lo que tiene esta cooperativa se ha hecho con la administración propia, con esfuerzo propio. Pero lógicamente estamos en un apremio de mantenimiento porque los costos nos van superando”, asumió el dirigente y reparó en la suba de servicios eléctricos, de agua potable y teléfono que los colocan frente a la imposibilidad de asumirlos, y la voluntad de no tener que trasladarlos “de manera brusca” a sus asociados a partir de una suba desmedida en los alquileres del espacio.
“Por darle un ejemplo en números, teníamos una facturación de luz de $40.000 o $50.000 y hoy estamos hablando de $130.000 por mes; es muchísima la diferencia”.
Por fuera de lo que es el predio y su administración, el combo se completa para un asociado de la cooperativa, con la altísima suba en los costos de producción por un lado y con una alta caída del consumo que pone en riesgo a los pequeños comerciantes, por el otro.
“Hemos tenido una baja, una merma de la venta, de casi un 40% y obviamente que los productores también están afrontando subas en sus costos de producción, que también se modificaron, llámese costos de insumos, como semillas y fertilizantes, que han aumentado enormemente y están con muy poca rentabilidad. Tenemos, para sintetizar, un mayor alto costo de insumos, de servicios, de mano de obra, y una baja en la venta, así que estamos muy preocupados”, afirmó.
EL SUSTENTO
DE 500 FAMILIAS
La Frutihortícola abastece a través de la venta al por mayor de frutas y hortalizas a toda la provincia del Chaco, Norte de Santa Fe, gran parte del Sur de Formosa y algunas zonas de Corrientes.
Además de sus asociados, unas 150 personas “changarines” trabajan en la carga y descarga de los productos del campo, sumado a otro grupo importante de trabajadores que atienden cada puesto de venta de los asociados. Completan la cadena quienes se encuentran en cargos administrativos, de limpieza y mantenimiento dentro del predio.
“Damos trabajo directo a casi 500 familias que se sustentan diariamente de esta cooperativa y tenemos un promedio de 700 u 800 clientes, pequeños y medianos comerciantes; son muy pocos los consumidores que vienen a comprar en forma directa porque somos abastecedores de comercios”, indicó Barúa, presidente del establecimiento.
Diariamente se abastecen compradores (intermediarios) que hacen la distribución en el interior provincial y provincias limítrofes, y también comercios minoristas, feriantes, fruterías, “carritos”, sean clientes o socios.
Además, la cooperativa es mimbro de la Federación Nacional de más de 25 mercados mayoristas. “Todos estamos en la misma situación. Creo que todo el comercio en general está pasando por esta etapa de profunda recesión que cada vez se va agudizando y se nota mucho. Si nosotros que vendemos productos que son alimentos, imagínese en otros rubros”, cuestionó. Y reiteró que “en el escenario general de la crisis coincidimos todos, más o menos, en estos números. Obviamente que por ahí cada región tiene sus particularidades, pero estas son las líneas generales”.
LA VENTA MINORISTA
Y LOS MONOPOLIOS
Barúa Aclaró además otra cuestión. “Hay una gran confusión a la hora de creer que con este producto se puede especular o monopolizar, muy por el contrario. Es un producto altamente perecedero, no se puede almacenar o especular. Lo que entró en el día al mercado hay que venderlo porque al otro día comienza a deteriorarse y a perder su calidad”. “Y tampoco se puede hablar de monopolio cuando estamos hablando de 180 socios que vendemos todos casi el mismo producto, competimos sanamente entre nosotros, por lo tanto hay una alta competitividad de productos de comercialización. Así que abarcamos una escala de comercios pequeños. Gracias a esta actividad llegan 700 u 800 compradores. El 90% son muy pequeños comerciantes que no existirían si no tuvieran este tipo de abastecimiento”, añadió.
En esa línea, refirió a esa baja en las ventas que ronda el 40%. “Es que esa minoría está también afectada. Nosotros bajamos las ventas porque a ese pequeño comercio también le disminuyó su venta”.
Y defendió a los pequeños comerciantes en relación a estudios de mercado que marcan el aumento de estos productos desde el campo a la góndola. “No son ellos los que distorsionan”, aseguró. “La mayor distorsión que nosotros tenemos y estamos dispuestos a debatirlo, son las grandes cadenas que, encima que dicen que compran en la zona de producción, en sus góndolas distorsionan los precios con respecto a la realidad de la venta. La diferencia está en que ellos tienen un mercado cautivo que es el consumidor de las grandes cadenas”.
“Cuando la información se distorsiona, perjudicamos al productor que sin mercado no tiene posibilidad de producir porque no tiene cómo vender; a nosotros, que sin productores no tendríamos mercado, y a los minoristas que si no tienen un mercado concentrador donde abastecerse, no existirían”, concluyó.
