El Interior

Se agrava la situación de la familia fumigada en Colonias Unidas

La familia Morales sigue sufriendo las consecuencias de la aplicación terrestre de Glifosato en un predio ubicado a sólo 60 metros de su granja en Colonia Unidas, perteneciente al productor de apellido Cabrilla. La preocupación acrecienta no sólo por la mortalidad de sus animales sino también por cuadros de intoxicación que sufren los integrantes de la familia.

El miércoles, la madre de familia, Silvia Mencia, tuvo que recurrir de urgencias otra vez al hospital Carlos Piedra de la localidad para atender a sus hijos y esposo, quienes presentaban síntomas compatibles con intoxicación.

“Estuvieron descompensados: con vómitos y diarrea. Fueron atendidos el martes, pero el miércoles amanecieron otra vez decaídos. Ahora les diagnosticaron gastroenteritis”, comentó.

A LA DERIVA

En contacto con elDIARIO de la Región, Silvia narró la situación en la que se encuentran desde hace más de un mes, cuando el propietario del predio lindante a su granja realizó una aplicación terrestre del agroquímico Glifosato: “Desde que Cabrilla fumigó su campo nosotros vivimos una pesadilla. No pasa un día que no muera uno de nuestros animales. Ahora estamos afrontando problemas de salud. Respiramos aire contaminado”, sentenció la mujer y sumó: “No sabemos si enterrar o quemar los animales que se nos mueren. Seguimos sin tener noticias de las muestra que llevaron los representantes del Senasa y la APA”.

“Mi familia ha sido afectada en su salud. Siento impotencia cuando vienen y me dicen que esto es un yuyo tóxico, cuando hace años que crío mis animales acá y nunca tuve problemas de esta magnitud”, sostuvo y recordó que fue el propio Cabrilla quien reconoció a “las autoridades de Ambiente que echó herbicida Glifosato”. “Mi casa está a  60 metros del predio. Mi terreno es más bajo que el de él. Ellos deberían saber que las lluvias de los días posteriores de la fumigación me trajeron todo el veneno y contaminó la represa de donde tomaban agua mis animales”, aseguró angustiada por la falta de información de las autoridades.

Para Silvia, la situación ha llegado “al límite de todo. Mis animales siguen muriendo y mis hijos están enfermos. Estuvieron dos días con vómitos y diarrea. Mi bebé de 11 meses y mi nena de 2 años están en tratamiento. No sólo fumigan sin control sino que después pisotearon nuestros derecho y nuestra dignidad”, sostuvo.

SIN RESPUESTAS CONCRETAS

A semanas de la denuncia policial realizada en dos oportunidades por la familia y días después de la visita de la subsecretaria de Ambiente, Claudia Terenghi, personal del Senasa y la APA al predio de la familia Morales, hasta el momento, no se hicieron públicos los resultados de las muestras y ningún representante del Estado se acercó a prestar la debida atención sanitaria a la familia, quien tampoco recibió ninguna recomendación de cómo afrontar la mortandad de animales ni  asesoramiento sobre qué precauciones y cuidados deben tener para proteger su salud.

No es un dato menor las pérdidas económicas de la familia, que se sustenta con la venta de lo que sus animales producían. Al cierre de esta edición, Silvia manifestó que funcionarios del Municipio junto al Ministerio de Producción se habían comprometido a gestionarles un subsidio para afrontar las perdidas. No obstante, Silvia volvió a reiterar el pedido urgente de asistencia integral para su familia.

DATOS IMPORTANTES

Si bien los médicos del hospital de Colonias Unidas y los del hospital Pediátrico no pudieron confirmar que el cuadro presentado por los dos niños sean por intoxicación, el “Manual de exposición a agentes tóxicos normativa y tutorial para la vigilancia a través del sistema nacional de vigilancia de la salud”, del Ministerio de Salud de la Nación, enumera los síntomas por contacto con químicos plaguicidas e intoxicación, entre ellos gastrointestinales: dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, sialorrea.

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