Derechos Humanos

A dos años de la muerte de la comunicadora Melisa Bogarín

La comunicadora social se había enterado minutos antes que quedaría sin trabajo. Quien fuera su compañero de trabajo, pareja y padre de sus hijos la recordó a través de sus redes sociales y dijo que prefería mantener con alegría la lucha que inició con la partida de Melisa. “Podría abundar en relatos que llevarían a la bronca, a más tristeza por la injusticia de una partida repentina, podría contar lo que ya se sabe y ha sido relatado mil veces o podría condenar la insensibilidad de los que detentan el poder de turno y aquellos que lo defiendan con ardor vengativo”.

Comenzó su publicación de esta manera: “Pensaba qué reflexión puedo dejar en esta jornada tan especial, tan sentida, nunca querida ni esperada. Pensaba en todas las cosas que pasaron aquel día, los anteriores y los que lo siguieron y -a pesar de que todo lleva a la tristeza, que los recuerdos se amontonan en un lugar de dolor, también hoy es un día de renovación”.

Sin embargo recalcó que prefería “dejar un mensaje de alegría porque no es únicamente un día en que lloramos la partida de Melisa Bogarín”. “También es un día en que rememoramos lo mejor de lo vivido con ella y todo lo que generaba a su alrededor: un perfume de flores, una estela de alegría, sonrisas contagiosas y admiración por su belleza. Muchos amigos pueden contar decenas de anécdotas de lo despistada que era, también de su aplicación a cada cosa que hacía, de su solidaridad y del servicio hacia el otro, producto, creo yo, de haber salido del barro, de haber vivido momentos difíciles. Una excelente profesional. Y la mamá madre más dulce y amorosa. Era, es, una de esas personas especiales”.

También, compañeros de distintos ámbitos de la comunicación popular, la recordaron ayer. Una compañera del INTA Sáenz Peña le dedicó los versos del “Epitafio para los que han llegado”, un texto originario americano anónimo que dice: “No vayas a mi tumba y llores, no estoy ahí, yo no morí”. Como un signo de su lucha, otro periodista recordó: “La muerte de Melisa Bogarín. Era comunicadora y trabajaba precarizada en el INTA. Pidió la palabra en una asamblea por los despidos arbitrarios y se desmayó. Murió en el camino al hospital. Dejó una hija, un compañero y un legado. La precarización mata”.

 

UN COMPROMISO Y UN

CORAZÓN QUE NO AGUANTÓ

 

En una nota de la revista La Vaca redactada días después de su fallecimiento, destacan un mensaje que Melisa Bogarín escribió el 9 de abril de 2015. La misma decía: “Me duele estar viviendo este momento, estar con el corazón en la boca sin saber qué va a pasar. Viendo a mi compañero de la vida y a sus compañeros luchando por sus derechos que les quieren quitar y a otros ya les han sido quitados. Mucha impotencia. Cuando escucho que me dicen ‘no te preocupes, tu tesis es ahora lo importante, o pensá en tu nena, en tu familia, eso es lo importante’, me sonrío porque no entienden que justamente por todo eso me preocupa el país”.

Cooperativa La Prensa

Cooperativa de Trabajo y Consumo Ltda La Prensa

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