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Abogada de causas imposibles

Ante el escenario complejo generado por la pandemia de coronavirus, este año la festividad de Santa Rita se vivirá desde los hogares. La santa convoca cada 22 de mayo a miles de fieles en Tirol, donde se venera su imagen. Pero en esta ocasión la fiesta religiosa se compartirá desde casa la celebración de la figura popular.

Bajo el lema “Santa Rita desde casa”, la comunidad católica de Tirol que congrega para la festividad de la santa a miles de felifreses, vivirá un año atípico. Habrá transmisiones en vivo por televisión y en las redes sociales.

Rita fue una mujer religiosa, casada con un hombre violento, que toleró sus crueldades, y al morir su marido y sus hijos ingresó en el monasterio de la Orden de San Agustín en Casia, Italia, dando un ejemplo sublime de paciencia.

Hoy, día de la santa, la celebración religiosa iniciará a las 7.30 con una misa en la Parroquia San José de Tirol, luego se llevará a cabo un rosario por la vida a las 9, y a las 11 será la misa central, encabezada por el arzobispo de la Arquidiócesis de Resistencia, monseñor Ramón Alfredo Dus.

Las misas serán transmitidas en vivo a través de FM 88.3 Radio Estilo de Tirol y el Facebook de la emisora radial; mientras que Chaco TV realizará su transmisión televisiva para el resto de la provincia y el país.

 

UNA VIDA

La historia dice que por siglos Santa Rita de Casia ha sido una de las santas más populares en la Iglesia Católica. Ella es conocida como la “Santa de lo Imposible” por sus impresionantes respuestas a las oraciones, como también por los notables sucesos de su propia vida.

Santa Rita quería ser monja pero, por obedecer a sus padres, se casó. Su esposo le causó muchos sufrimientos, pero ella devolvió su crueldad con oración y bondad. Con el tiempo el hombre se convirtió, llegando a ser considerado y temeroso de Dios. Santa Rita tuvo que soportar un gran dolor cuando su esposo fue asesinado.

Descubrió después que sus dos hijos estaban pensando en vengar el asesinato del padre. Ella temía que pusieran sus deseos de acuerdo con la maliciosa costumbre de la venganza. Con un amor heroico por sus almas, ella le suplicó a Dios que se los llevara de esta vida antes de permitirles cometer este gran pecado. No mucho tiempo más tarde ambos murieron después de prepararse para encontrarse con Dios.

Sin su esposo e hijos, Santa Rita se entregó a la oración, penitencia y obras de caridad. Durante un tiempo ella se aplicó para ser admitida al Convento Agustiniano en Casia, pero no fue aceptada. Después de orarles a sus tres especiales santos patronos -San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino- milagrosamente entró al convento y le permitieron quedarse. Esto sucedió alrededor del año 1411.

En el convento, la vida de Santa Rita fue marcada por su gran caridad y severas penitencias. Sus oraciones obtuvieron para otros curas notables, liberación del demonio y otros favores especiales de Dios. Para que ella pudiera compartir en el dolor de su corona de espinas, Nuestro Señor dio a Santa Rita una herida de espina en su frente. Fue muy dolorosa y expelía un olor desagradable, pero ella lo consideraba una gracia divina. Ella oraba “Oh, amado Jesús, aumenta mi paciencia en la medida que aumentan mis sufrimientos”. La herida duró por el resto de su vida.

Santa Rita falleció el 22 de mayo de 1457 a la edad de 76 años. La gente se agolpó en el convento para darle sus últimos respetos.

Innumerables milagros tuvieron lugar a través de su intercesión, y la devoción hacia ella se extendió a lo largo y a lo ancho del mundo.

El cuerpo de Santa Rita fue conservado perfecto por varios siglos, y a veces despedía una fragancia dulce. En la ceremonia de beatificación, se elevó y abrió los ojos. Dios ha escuchado las oraciones de Santa Rita por otros en innumerables ocasiones, y ciertamente ella estará feliz de interceder una vez más, a nombre de aquellos que le ruegan ahora, para continuar percibiendo la verdad de su gran nombre.

 

 

 

 

 

Cooperativa La Prensa

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