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Aseguran que el Estado debe tomar medidas por el brote de dengue

Argentina atraviesa un histórico brote de dengue, que ha llevado a la enfermedad al estatus de epidemia y las cifras son las más críticas de los últimos 15 años.

La propagación de la infección originada por el mosquito aedes aegypti crece en extensión territorial y en cifras: durante las primeras 10 semanas de 2024 se reportaron 102.898 casos de dengue, según datos del Ministerio de Salud de Nación. Para el mismo período en 2023 se habían registrado 8.343 casos. Radio UNNE dialogó con especialistas sobre la vacuna disponible en el país, cuáles son las indicaciones y el rol de los gobiernos para mitigar el impacto en la salud de la población.

Por este motivo científicos y médicos refuerzan el mensaje sobre la efectividad de la vacunación para disminuir las formas graves de la enfermedad que ya acumula 69 fallecimientos, según los registros oficiales. La vacuna disponible en el país es del laboratorio japonés Takeda y cuenta con la autorización de la Organización Mundial de la Salud y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

“Es clave que el Estado tome de medidas sanitarias urgentes y comience a inmunizar a la población”.

Diego Ojeda, licenciado en Genética y doctor en Microbiología.

Diego Ojeda, licenciado en Genética y doctor en Microbiología, detalló en el aire de la 99.7 que los ensayos clínicos demostraron una reducción del 84% en hospitalizaciones por dengue y una disminución del 61% en casos de dengue sintomático. Indicó además que se trata de un inmunizador tetravalente, que protege contra los cuatro serotipos, y se adquiere bajo prescripción médica y otorga inmunidad comprobada durante 5 años.

“El esquema de vacunación completo consta de dos dosis separadas por un intervalo de tres meses. Aproximadamente dos semanas después de la primera dosis, comienza a observarse una respuesta inmune a través de la producción de anticuerpos y al mes de ser aplicada la segunda se completa la protección”, puntualizó el integrante del laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir.

Por su parte, la licenciada en Biotecnología Mercedes Pastorini destacó que esta vacuna puede ser aplicada en personas que hayan tenido o no dengue, desde los 4 años en adelante. Para los mayores de 60 años, la recomendación es consultar con el médico de cabecera. Aclaró también que todavía es excluyente para pacientes de riesgo, inmunocomprometidas, embarazadas o mujeres que se encuentren en período de lactancia.

“El dengue es un virus, que está clasificado en 4 variantes o serotipos. Cuando uno se contagia con uno de ellos tiene inmunidad para toda la vida. Pero por la naturaleza de este virus, uno tiene la posibilidad de infectarse con alguno de los otros una vez más y así tener más chances de desarrollar las formas más graves de la enfermedad, por eso es clave la inmunización ante los grandes brotes”, aseveró la especialista en conversaciones con Radio UNNE.

FALLA LA PREVENCIÓN

Pastorini recordó que los estudios epidemiológicos estiman que gran parte de la población ya pasó por la infección del dengue, pero sin saberlo, ya que es asintomático en un 70% de los casos. Aclaró que la inmunización resulta clave por la propagación de los serotipos: “La vacunación no controla el brote, eso no se va a terminar. Lo importante es que se pueda transitar la sintomatología de forma leve y aliviar la presión en el sistema sanitario”.

Ojeda también hizo hincapié en la importancia de reducir las hospitalizaciones y evitar casos críticos. Sin embargo, recordó que la circulación de nuevos serotipos incrementa las posibilidades de que la infección se propague en la población: “Hay un factor climático clave, tenemos que estar más preparados para la circulación de nuevas variantes”, señaló.

En América Latina el avance de la enfermedad está relacionado con el incremento de las temperaturas y la extensión de las temporadas de calor, lo que impulsa las condiciones de desarrollo del aedes aegypti. El impacto de ello también se ve en países como Brasil, Bolivia y Paraguay, por lo que se trata de un fenómeno de escala regional.

En este contexto, Pastorini consideró que “como sociedad estamos fallando en la prevención. Sabemos que sin mosquito no hay dengue. Las vacunas son aliadas en la protección personal, pero no van a salvar la situación epidemiológica”. Ojeda también coincidió que la falta de adherencia de las personas a la tarea de eliminar los criaderos de huevos y larvas de mosquitos, el descacharrado, es un punto crítico.

Ambos especialistas coincidieron en que la epidemia de dengue tiene riesgo de profundizar de cara a la próxima temporada estival, pero que al igual que durante el 2023, el brote continuará presente durante el otoño y el invierno. La extensión de las campañas de vacunación durante los próximos meses será fundamental para prevenir internaciones, aliviar al sistema sanitario y evitar muertes.

Es clave que el Estado tome de medidas sanitarias urgentes y comience a inmunizar a la población para que, de cara a septiembre y octubre, cuando vuelva a incrementar la curva de infectados por la enfermedad, nos encuentre mejor preparados”, ratificó Ojeda y destacó las campañas de vacunación gratuitas impulsadas en las provincias de Salta y Misiones para garantizar el acceso a las dosis a la población, ya que el costo de cada una supera los $70.000.

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