Derechos Humanos

Más testimonios que incriminan al imputado Cazal Ortiz

Con las declaraciones de testigos ayer en la Cámara Primera en lo Criminal de Resistencia (San Martín 66), se cumplió el segundo día de audiencia en el juicio oral a Germán Cazal Ortiz por tentativa de femicidio a su expareja Luciana Romero, en la tarde del 1 de julio de 2016, en la vereda de la avenida 9 de Julio, a la altura del hogar Madre Teresa de Calcuta, luego de asestarle 14 puñaladas en la zona del cuello, tórax y cráneo.

En la oportunidad, declararon testigos de los hechos que auxiliaron a la víctima a frenar la hemorragia en el cuello; tanto trabajadores del hogar Madre Teresa de Calcuta, dónde la joven intentó refugiarse luego del ataque, como Feliciano Cárdenas, esposo de una de las enfermeras del hogar, y uno de los transeúntes que redujo al agresor, y también amigos de Romero, que acreditaron la persecución y el amedrentamiento constante por parte del Cazal.

El lunes, en el primer día de audiencia, se escuchó el testimonio de Luciana y de su padre, Agustín Romero, y la versión del imputado. Esta segunda ronda de testigos, (cuyas intervenciones estaban originalmente pautadas para el lunes) vino a confirmar lo declarado por la víctima y su padre.

En diálogo con elDIARIO de la Región, el abogado querellante, Pablo Vianello, comentó: “Fueron contundentes en sus declaraciones, si el lunes ante las dos versiones podríamos decir que estábamos en un impasse, con estos testigos se pudo demostrar que Cazal desde el 1 de junio por la mañana ya merodeaba por el trabajo de Luciana”, afirmó.

Sucede que – según pudo saberse ayer – como Romero cobraba su salario los primeros días del mes y Cazal manejaba su tarjeta de débito, buscaba hacerse con el dinero de la joven. “Esto da por tierra con la versión de Cazal de que fue agredido, ya desde la mañana estaba vigilando a Luciana”.

CUANTÍA DE LA PENA

Los testimonios de los trabajadores del Hogar Teresa de Calcuta fueron fundamentales. “Luciana se cruzaba los brazos sobre el cuello para defenderse de las estocadas de Cazal, que dirigía su ataque con una intención clara de matar”, señaló el letrado. En ese sentido, cabe aclarar que, según la caratula de la causa, “tentativa de femicidio”, la que establece una pena de 10 a 15 años, no obstante, existen entre tres y cuatro causas que se suman a la principal, por amenazas prolongadas a lo largo del tiempo a Luciana y su núcleo familiar. “Esos hechos se imputan en concurso real, y ello implica que en el mínimo y máximo se sumarán esas penas, y por ello nosotros solicitamos una pena de entre 20 a 25 años”, sostuvo Vianello.

CÓMO SIGUE

Se espera que en la semana continúe la ronda de testigos (hay una lista de 25) y que este viernes declare la madre de Luciana. Luego, vendrá la etapa de alegatos y por último, la sentencia.

El tribunal de este proceso es presidido por Glenda Vidarte, con el fiscal de Cámara Jorge Gómez y la querella de Pablo Vianello y el defensor oficial, Julio Quiñones. 

TENTATIVA

En la audiencia del lunes, Luciana relató cómo fue la relación con Cazal, con una convivencia marcada por los celos, el control económico y con la separación el comienzo de amenazas y persecuciones varias hasta el desenlace con el brutal ataque sufrido durante la tarde del 1 de junio.

Esa tarde, Romero regresaba en el automóvil de su padre por avenida 9 de Julio cuando fueron embestidos por Cazal. Presa del pánico, Luciana intentó salir del coche y correr: “Pero fue abrir la puerta y ya lo tenía encima, me quería cortar el cuello, yo me daba vuelta y me hincó en la cabeza, en la espalda y en el pecho”.

Su padre intentó golpearlo y forcejó por un momento, pero resbaló, fue herido a su vez Casal, que continuó su ataque, hasta transeúntes lograron calmarlo y finalmente fue reducido por la Policía.

 

 

 

Cooperativa La Prensa

Cooperativa de Trabajo y Consumo Ltda La Prensa

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