La Provincia

Brienza: revisar la historia para pensar la política

El periodista, escritor y politólogo Hernán Brienza participó en la Feria del Libro “Chaco lee para crecer 2017” con la presentación de su última obra, Urquiza, el salvaje, una aproximación a la “historia trágica” del caudillo federal entrerriano, presidente de la Confederación Argentina y uno de los “padres fundadores” de la institucionalización nacional, vilipendiado tanto por Unitarios como por los mismos Federales.

En la previa a la presentación, que tuvo lugar el lunes, elDIARIO de la Región conversó con Brienza sobre la coyuntura política en tiempos de neoliberalismo en el poder y reordenamiento del campo popular y  sobre la urgente  actualidad de varias de las cuestiones históricas en las que “el salvaje” Urquiza tomó partido, y refleja en libro, una apuesta por llevar la “historia a la calle, fuera de las academias y sin dogmas, por un revisionismo del siglo XXI, y para discutir y pensar entre todos”, tal y como afirmó durante la presentación.

Brienza estudió Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires y Periodismo en TEA , trabajó en los diarios La Prensa, Perfil Crítica y en las revistas TXT, Tres Puntos y Acción. Colaboró en Caras y Caretas, Bacanal, Ñ y Le Monde Diplomatique. Es autor de Éxodo jujeño (2012), Valientes (2010), Los buscadores del Santo Grial en la Argentina (2009), El loco Dorrego (2007) y Maldito tú eres – El Caso Von Wernich (2003), además de biografías de Alfredo Palacios, John William Cooke, Mario Santucho, Nahuel Moreno, Ernesto "Che" Guevara, Emiliano Zapata, Camilo Torres y Farabundo Martí.

¿Qué pensás de cómo se organiza la oposición en el peronismo de cara a las próximas legislativas?

-A veces uno, cuando no está en la política y no disputa esos porotos, no entiende algunas lógicas. Creo que habría que ir a una lista de unidad, que garantice primero un mensaje de solidez y gobernabilidad que pueda hacer frente o presentarse como un modelo alternativo al gobierno de Mauricio Macri de acá a los próximos dos años. Creo que la disputa del liderazgo del proceso postmacrista no tiene por qué definirse ahora y que eso debería generar listas de unidad sin demasiada complicación. No está claro que el que gane estas elecciones pueda liderar en 2019. Y tampoco si Cristina no se presentara en este 2017 no quedaría fuera de 2019, porque ella es la dueña de gran parte de los votos en el peronismo. Y a nivel más macro, hay una encerrona, que es que Cristina tiene el 70 % de los votos dentro del peronismo, pero las encuestas marcan que tendría un techo más bajo frente al no peronista, y otros candidatos podrían traspasar ese techo, pero lo que no logran es ese piso dentro del peronismo. Entonces, no se le puede ganar a Cristina, pero con Cristina sola tampoco alcanza. Es una encerrona difícil.

A Randazzo se le recrimina una suerte de encono personal por no haber sido el candidato en 2015 y que tiene puesto el objetivo en las próximas presidenciales.

-Randazzo creo que se equivoca al creer que puede ir contra CFK. La fórmula para Randazzo debería ser después de Cristina, o con Cristina, pero no contra Cristina, porque eso lo pone en un lugar más cercano al Frente Renovador, más allá de que en el espacio randazzista hay mucho herido del kirchnerismo, pero eso se debe elaborar con madurez e inteligencia, no con una interna feroz.

Y respecto de las “bases”, ¿coincidís en que falta ejercitar algún tipo de aprendizaje de lo que fue la elección anterior? 

-Es que todavía eso no está resuelto, pero tiene que ver con que se intenta disputar el liderazgo a Cristina, pero no se puede imponer un liderazgo alternativo. Por eso hay tanto ruido dentro del peronismo, si CFK impone su liderazgo va a haber una “pax romana” dentro del peronismo, pero también puede pasar que no logre imponerse con la contundencia que necesita el peronismo para cerrar filas.

Consultado sobre la última entrevista que la ex presidenta concedió a Roberto Navarro, Víctor Hugo Morales y Gustavo Silvestre, Brienza (que entrevistó a CFK en septiembre de 2013) declinó opinar respecto de qué lo hubiese preguntado él, “por respeto”. Asimismo, consideró: “La vi más calma, más reflexiva, pero creo que le falta un poco de serenidad y reinvención para pensar la etapa que se viene, que es diferente a la anterior; no puede ser meramente reivindicatoria del pasado, tiene que ver con apostar al futuro y reconquistar aquello que a lo que sedujo en su momento, los sectores medios, algunos sectores del trabajo”.

-¿Y qué hace falta para persuadir a esa franja de la sociedad que es golpeada a diario por las políticas de este gobierno, pero aún así continua defendiéndolo?

-Creo que lo que hace falta es escucharlos, ver por qué tienen tanta bronca, y a partir de ahí ver cómo se puede desarticular esa bronca, y para eso hay que escucharlos y contenerlos, hay que ver en qué tienen razón y en qué no, cuál es el grado en el cual su protesta genera una legitimidad del enojo, creo que allí es dónde hay que hacer un esfuerzo, más que en lo argumental, el esfuerzo debe ser hecho en la escucha.

 

URQUIZA, TRAIDOR

-Ya desde el título, en Urquiza, el salvaje: el traidor que constituyó una nación planteás una mirada que intenta salirse de la lógica binaria, fue un federal “salvaje”, como les decían a los unitarios, y es un traidor, que sentó las bases de constitucionales…

-Sí, es un libro muy contradictorio, intenta revisar el revisionismo para pensar el siglo XXI, es antidogmático, hay que revisar nuestros dogmas. La de Urquiza es la historia de una tragedia política. El libro tiene tres capítulos que se llaman primera traición (Caseros), segunda traición (Pavón) y tercera traición (la guerra de Paraguay y la muerte) y justamente lo que intenta hacer es marcar la vida de Urquiza entre el 40 y el 70, que es su muerte. Y es también la etapa de la unidad y organización nacional, puede ser considerado un traidor por los propios federales, pero fue el hacedor de una constitución federal que de alguna manera homenajeó a lo mejor del federalismo argentino.

Durante la presentación del libro, Brienza profundizó esta cuestión: “Como caudillo del interior, se da cuenta de que era necesario dar un salto institucional en Argentina, intenta darlo, pero no sabe cómo hacerlo. Como presidente, Urquiza lidera por su parte a las 13 provincias con una mirada que ni siquiera había tenido en su propia Entre Ríos. Intenta que las provincias participen de igual a igual en la Constitución, la primera por encima de los deseos de cualquier gobernante. Ese viejo degollador y ambicioso patrón de Entre Ríos, cuando fue presidente, pensó en la construcción del puerto de Rosario, en el ferrocarril de Rosario a Córdoba, en el mercado interno con el eje en el país, en la industria nacional, en la modernización del país. Después, entrega gran parte de esa Confederación Federal en Pavón, pero ya en Pavón Urquiza es un hombre traicionado por Derqui, y esa traición lo quiebra política y personalmente, y a partir de Pavón Urquiza se convierte en un ser despreciable, que se ocupa de sus ambiciones personales y económicas y hace negocios a costa de la sangre del pueblo paraguayo, y finalmente todo eso le cuesta su asesinato”.

-¿Dónde reside la actualidad de esta historia de tragedia política de Urquiza?

-Urquiza va contra Rosas porque entiende que había que institucionalizar el país de modo verdaderamente federal y que se respete la autonomía de las provincias, por lo tanto tiene cosas para decirnos hoy sobre el manejo discrecional de los recursos de la Nación, cuando Buenos Aires recibe el 36 % de la coparticipación y desde el centro de la Nación se viene manejando de modo discrecional esto. Pero, también Urquiza está ahí para discutir las formas en las cuales nos relacionamos políticamente los argentinos, porque Urquiza significa el pacto, el deseo de “cerrar la grieta” y fundir los dos partidos unitarios y federales. Uno podría decir que es imposible, pero Urquiza lo intenta y fracasa, porque Mitre nunca acepta esa negociación. Eso nos dice algo también, nos dice que las clases dominantes de este país no están dispuestas a sellar un pacto social con las clases subalternas. No lo hizo Mitre, que mandó a sus coroneles a degollar a 400 personas en Cañada de Gómez, y después a fusilar los caudillos de Cuyo; no lo hizo el golpe del 30, con el fraude patriótico y la década infame; no lo hizo la Revolución Fusiladora; no lo hizo el golpe del 76… ¿Por qué no pactan los civilizados en este país? ¿Por qué no pueden acercarse a la barbarie?

-¿Qué podes contar sobre la “cocina” de tu escritura, alguna tara o método particular?

-Hay dos tipos de trabajadores de la cultura, escritores, etcétera. Esto me lo enseñó Juan Cruz, un escritor español al que le hice un reportaje y me dijo que hay dos formas de escribir, una es como hace Vargas Llosa, que se casa con la escritura, se levanta a las 8, se baña, escribe tres o cuatro horas, almuerza, duerme una siesta, y se levanta y corrige lo escrito por la mañana, todos los días igual. Hay otros que son más apasionados, que se sientan a escribir y no paran hasta que terminan la obra. Yo creo que tengo dos etapas, la de la investigación es una etapa más marital, y la de la escritura, es una escritura de amante, te consumís escribiendo 14 horas por día. Y respecto de las taras… escribo escuchando música, con mi gato Enzo al lado.

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