Este año, se cumple el primer centenario de la Reforma Universitaria, que en el invierno de 1918 impuso un cambio sustancial de la Universidad Argentina, la que desde ese momento se mantuvo directamente ligada a los intereses de la sociedad. Con el objetivo de analizar su impacto a lo largo de la historia hasta el presente, la Cátedra Libre de Derechos Humanos “Carlos Zamudio” organizó una charla debate para mañana a las 19.30 en la Universidad de Popular (Mitre y Santa Fe), con el lema de “A 100 años de la reforma universitaria, los dolores que nos quedan, las libertades que nos faltan”. El decano Aldo Lineras, Francisco “Tete” Romero, Ludmila Pellegrini y Juliana Marighetti disertarán sobre la cuestión.
Cabe recordar que la Reforma Universitaria de 1918 fue un movimiento de proyección latinoamericana para democratizar la universidad y otorgarle un carácter científico, que se inició con una rebelión estudiantil en la Universidad Nacional de Córdoba de Argentina, que se extendió entre marzo y octubre de 1918, durante la cual se produjeron violentos enfrentamientos entre reformistas y católicos. Su fecha simbólica es el 15 de junio de 1918, momento en el cual los estudiantes irrumpieron en la Universidad para impedir que se consumara la elección del rector que sostendría la situación tal como estaba hasta entonces y declararon una segunda huelga general.
LA CÁTEDRA
Desde la Cátedra, señalaron que “transcurridos 100 años de ese acontecimiento, advertimos con pena el desusado crecimiento de la universidad privada, que evidencia estar al servicio de intereses antinacionales, imponiéndose el criterio de ‘estudiar en la privada, dirigir lo público’”.
Remarcaron: “Nuestra universidad nacional, por su parte, muestra el crecimiento de las dificultades que deben hacer frente quienes quieran cursar una carrera. El surgimiento de costosos cursos de posgrado pagos y el sistemático recorte de ofertas horarias produce dificultades a miles de estudiantes que, debido a su situación económica, se ven obligados a trabajar. Por sobre ello, un acendrado deterioro de las retribuciones al sector docente incide en la calidad del proceso educativo. Hoy, menos de la cuarta parte de los graduados de todas las universidades del país provienen del sector educativo privado. No obstante, la plena conducción de los organismos estatales, de la Presidencia de la Nación para abajo, están en manos de graduados de instituciones privadas. Obviamente, priorizando los intereses extranjerizantes y de una minoría nacional”.
Por último precisaron que “en 100 años, los resultados no acreditan avances proporcionales. La participación popular, sumada a un sector político que responde a sus intereses, permitirá que la próxima centuria genere un mayor rendimiento en pro de sus intereses populares”.
