En su figura de colaborador de la agencia, Caprarulo hacía un promedio de 10 a 12 y trabajos mensuales de coberturas chaqueñas. Con el cambió de gobierno, desde diciembre, no habían nombrado ningún director, “entonces no había nadie que apruebe las notas y las facturaciones”, explicó. De diciembre a la actualidad pudo apenas hacer de 2 a 3 coberturas, la mayoría de eventos deportivos.
El estado “del resto de mis compañeros de la agencia ya lo conocemos todos, no pudieron entrar -a sus puestos de trabajo- desde el domingo, un correo como única comunicación”, señaló y dijo que “los grupos de trabajo se transformaron en uno de comunicación -para saber la situación de compañeros de todas las provincias-”. “En mi situación hay varios compañeros más”, añadió.
DESAPARECER EL ACERVO CULTURAL
“El avance contra la agencia es un engranaje más de la rueda de las ideas de este gobierno que quiere destruir el Estado desde adentro. Son claras las expresiones y el desprecio que tiene hacia los trabajadores estatales”, opinó el fotógrafo que también pertenece a la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina -ARGRA-.
“Hay una clara idea de hacer desaparecer instituciones o sociedades del Estado que ellos creen que funciona mal. Un gobierno debería arreglar lo que funciona mal, corregir esos errores, pero a esta gente no les interesa”; reflexionó y dijo que lo hacen “aprovechándose también de una empatía social que tienen hoy, basado en falacias, con números inventados en muchos aspectos. Generan realidades que no son, generando un clima en contra de los trabajadores”.
“Es un clima de época, hay cierto beneplácito ante esta idea de ‘si cerramos Télam o el Inadi se acaba la pobreza’. El objetivo es hacer desaparecer todo el acervo cultural que hay en Télam y que quede realmente perdido”; indicó.
Caprarulo analizó que estos “van a ser puntos negros en nuestra historia. Si bien hoy no lo estamos dimensionando como tal, yo creo que esta época va a ser recordada como una de las épocas más oscuras de la historia”.