Derechos Humanos

Comenzó el juicio oral a Cazal Ortiz

Este lunes, en la Cámara Primera en lo Criminal de Resistencia (San Martín 66), comenzó el juicio oral contra Germán Gumersindo Cazal Ortiz por la tentativa de femicidio a su expareja Luciana Romero al apuñalarla 14 veces en la zona del cuello, tórax y cráneo, la tarde del 1 de julio de 2016, en la vereda de la avenida 9 de Julio, a la altura del hogar Madre Teresa de Calcuta.

En la jornada, declararon los tres partícipes inmediatos en el hecho: la víctima, su padre y el imputado. El tribunal es presidido por Glenda Vidarte, con el fiscal de Cámara Jorge Gómez y la querella de Pablo Vianello y el defensor oficial, Julio Quiñones. El fiscal General, Jorge Canteros, presenció los debates.

Hoy, continuarán los debates con las declaraciones de testigos presenciales del hecho. Se programaron 25 testimoniales y es probable que el próximo viernes declare la madre de Romero.

Cabe destacar que esta causa es la más importante dada la gravedad del ataque, pero no es el único episodio de violencia protagonizada por Cazal Ortiz, que tiene otras tres causas por “amenazas”, que incluyen a los padres y amigos de la víctima y “lesiones”, en perjuicio de su exmujer.

La audiencia comenzó pasadas las 9, con el imputado presente, y enfrente suyo, flanqueada por el fiscal y el abogado querellante, la víctima. Primero se leyó un extracto del requerimiento de la elevación a juicio, en el que se constataron varias de las amenazas proferidas por el imputado en sendas ocasiones antes del hecho puntual y luego declaró Luciana Romero, previo traslado del imputado fuera de la sala, permaneciendo presente su defensor oficial.

Durante la lectura del requerimiento, Cazal Ortiz, de 35 años, remisero, permaneció con el semblante serio, leyendo una hoja del expediente en la que hizo un par de anotaciones. Con el ceño fruncido, fue ostensible su malestar. 

VIOLENCIA CONTRA

EL GÉNERO

Luego de que el imputado fuera sacado de la sala, con permanencia de su defensor oficial, la víctima relató, con gran entereza los pormenores de la relación entre ambos, con una convivencia marcada por los celos de Cazal, el control económico, la separación y el comienzo de amenazas y persecuciones varias hasta el desenlace con el brutal ataque sufrido durante la tarde del 1 de junio. “Si quiero matarte lo puedo hacer en dos minutos”, “tengo a la nena, la voy a matar y nos vamos a ver en el más allá”, “a tu viejo lo denuncié cuatro veces, así que lo puedo matar y salgo en dos meses por defensa propia”, “a tu mamá la veo todos los días cuando toma el colectivo, la puedo lastimar” fueron algunas de las amenazas proferidas por Cazal en varias oportunidades.

Además, perseguía a Luciana y llegó a golpear a un amigo en un cruce que tuvo en cercanías al trabajo de la joven. La situación provocó que su padre, Agustín Romero, debiera hacer de una suerte de guardaespaldas de Luciana, ya que debía buscarla en su auto todas las tardes de su trabajo en un centro de llamados.

EL ATAQUE

“Fue una tortura. Éramos él y nosotros en la ciudad, siempre lidiando con su amedrentamiento, sus amenazas”, señaló Romero, que brindó un relato coincidente con lo que manifestó su hija respecto de ese 1 de julio.

Volvían ambos en auto del trabajo de Luciana por la 9 de Julio hacia el centro de la ciudad cuando a la altura del Hogar Teresa de Calcuta Cazal los embiste dos veces desde atrás. Presa del pánico Luciana intentó salir del coche y correr “pero fue abrir la puerta y ya lo tenía encima, me quería cortar el cuello, yo me daba vuelta y me hincó en la cabeza, en la espalda y en el pecho”.

Su padre intentó golpearlo y forcejó por un momento, pero resbaló, fue herido a su vez Casal, que continuó su ataque, hasta transeúntes lograron calmarlo y finalmente fue reducido por la Policía.

14 PUÑALADAS

Por su parte el imputado expuso que los Romeros “le cruzaron” el auto, a raíz de lo cual se produjo un choque, luego Agustín Romero se aproxima a él con una llave francesa, por lo cual baja con cuchillo, se produce un forcejeo, Cazal recibe varios golpes, el cuchillo se rompe. “Él se queda con el mango y yo con la hoja clavada en la punta de la mano, Luciana se me abalanza y me dice ‘no, Germán’ y la empujo y no sé si se cae o se aleja”.

Siempre según su versión, Luciana se le acerca por segunda vez y caen al piso ambos y “para que no se levante le apoyo la mano”, afirmó. Luego se junta un grupo de gente y entre varios lograron reducirlo. El 80 % de las heridas fueron en la zona del cuello, la clavícula y la cabeza de la joven, “direccionadas y con intención de matar", según precisó la parte acusadora.

Ante lo inverosímil de su declaración el fiscal Gómez le preguntó: ¿Sabe usted dónde fue lesionada Luciana cuando se acerca a usted? “No”, respondió Cazal.

¿Sabe usted quien la lesionó? ¿Luciana buscaba con la cara su cuchillo? “Creería que no”, dijo.

¿Puso su cara cerca de su cuchillo? insistió el fiscal, ante la respuesta negativa del imputado. ¿Buscaba con la cabeza su cuchillo, para autolesionarse? “No sé cuáles son las lesiones de ella”, se defendió Caza.

Conteste lo que le pregunto, ¿ella buscaba con su cara lesionarse con su cuchillo? “Creería que no”, repitió.

 

 

 

 

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