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Con testimoniales, avanza el juicio de Ligas Agrarias

En la mañana y siesta del miércoles 10 declararon familiares de los dirigentes asesinados Carlos Piccoli y de Raúl Estigarribia y el compañero de militancia de ambos Raúl “Quique” Lovey. La causa pasó a cuarto intermedio hasta este jueves 11, desde las 9 h, con una lista de seis testigos convocados por la defensa.

La segunda jornada del juicio oral Ligas Agrarias se desarrolló durante la mañana y parte de la siesta de este miércoles 10 en la sede del Tribunal Oral Federal de Resistencia (Hipólito Irigoyen 33) con la primera tanda de testimoniales.
Mario Picolli comentó los pormenores de la militancia y persecución a su hermano Carlos, dirigente de Ligas Agrarias. Del mismo modo testimonió Ester Escobar, viuda de Raúl Estigarribia, con un relato de primera mano de cómo atravesó el matrimonio los operativos del terrorismo de Estado y destino final de su esposo. Raúl “Quique” Lovey también acercó datos sobre lo que pudo saber del caso de su tocayo Estigarribia y brindó un paneo general sobre la importancia histórica del movimiento agrario.
María Rosa Saéz, cuñada de Carlos Piccoli, brindó detalles sobre cómo fue perseguida la familia, con detenciones a los hermanos mayores, su esposo Guillermo y a la madre de este con el objetivo de dar con el paradero de Carlos. Los testimonios Ana Estigarribia, hermana, y Norma Moreira, concuñada de Estigarribia , también tuvieron un desarrollo similar, con información de contexto referida a los operativos de búsqueda y hostigamiento desplegados en la vivienda de los Estigarribia –Escobar.

CÓMO SIGUE
La causa pasó a cuarto intermedio hasta este jueves 11, desde las 9 h, con una lista de seis testigos convocados por la defensa. Una vez completadas las declaraciones los debates continuarán el lunes 15 y el martes 16 de abril. Se juzgan los asesinatos de Carlos Piccoli y Raúl Gómez Estigarribia, dirigentes de Ligas Agrarias eliminados en sendas emboscadas encubiertas en supuestos “enfrentamientos” con fuerzas represivas durante la última dictadura cívico militar, así como también el secuestro y tortura de los trabajadores rurales Santos Britez, Hipólito Britez y Modesto Meza. Figuran como imputados el exteniente coronel del Ejército, José Tadeo Betolli, y los agentes (re) de Policía Miguel Antonio González, y Alcides Sanfeiraiter acusados de homicidio agravado, el ex comisario de Policía Eduardo Wischnivetzky por privación ilegítima y tormentos y el ex policía José Rodríguez Valiente, por encubrimiento. El Tribunal está constituido por los jueces Juan Manuel Iglesias (presidente), Ramón Luis González y Rocío Alcalá.

MARIO, EL HERMANO
“Éramos seis hermanos, Carlos el cuarto, de una familia de inmigrantes. A los 19 años Carlos se sumó al Centro Juvenil de la Cooperativa Algodonera de Sáenz Peña. Llegaría a ser presidente de la Unión de Centros Juveniles de UCAL, nexo entre la dirigencia de UCAL y las Ligas Agrarias que se movilizaban por los reclamos del sector algodonero” comenzó su testimonio Mario Piccoli, quien reúne en su persona el doble carácter de familiar y querellante.
Sobre las persecuciones declaró que ya en 1975 comenzaron los rastrillajes de la Policía, y los allanamientos sin orden judicial de ningún tipo, y que luego del golpe del 76, ya con el terrorismo de Estado desplegado en toda su magnitud los operativos se intensificaron.
“Hacían operativos con helicópteros que aterrizaban en los patios y chacras cargados de agentes portando armas largas. Se los veía rondando la chacra, o por las noches escuchaba cómo se comunicaban entre ellos con silbidos, dando cuenta de su ubicación”.Una vez, poco antes de la muerte de Carlos, la vivienda familiar fue allanada una tarde en la que la que únicamente estaba Mario, de 13 años, y su madre. Fueron interrogados por separado en distintas habitaciones de la vivienda. Enrique y Guillermo Piccoli, hermanos mayores del testigo,también fueron detenidos para averiguar el paradero de Carlos. Ese acoso permanente, que describió como “una tortura emocional” obligó a su hermano a vivir clandestino en el monte. Luego tuvo que exiliarse. El 11 de marzo de 1977 el padre se suicidó.” Siempre fue muy trabajador, nunca pisó una comisaría ni tuvo problema judicial alguno, evidentemente toda esa situación lo de desbordó y no pudo aguantar” indicó el testigo.
La última vez que vio a su hermano fue en 1978, después del Mundial de Fútbol, junto con Armando Molina, otro militante de Ligas que también era perseguido y figura desaparecido desde un momento cercano al asesinato de Piccoli, al igual que su esposa.
“Andaban en bicicleta, las habían dejado entre el algodón que en ese momento tiene casi un metro de altura, querían impulsar el retorno de la democracia y volver a organizar las Ligas. No estaban armados” afirmó. Carlos fue asesinado el 22 de abril de 1979. Su hermano se enteraría varios días después, al recibir una carta de otro de sus hermanos, ya que el 11 de marzo de ese año Mario ingresó al Seminario Menor de Rosario, a cursar estudios secundarios. “Fue verdaderamente dramático para mí, no me pude despedir de él”, contó con un nudo en la garganta que no le impidió proseguir en su testimonio. “Todo esto estuvo dando vueltas en mí, y lo pude superar cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense exhumó el cadáver”.
“Carlos había ido a la casa de mi mamá por Semana Santa, pero ella estaba en lo de mi hermana. Se habrá quedado ahí y como no había nadie cruzó por las chacras a otro campo y luego tomó por un camino vecinal. Como venía por los campos los teros comenzaron a cantar y alertaron a unos policías que ya estaban abandonando el retén, pero decidieron permanecer allí, cada uno a un lado del camino. Cuando Carlos pasó, le tiraron”.
Mártires Sosa, un enfermero de Sanidad Policial, conocido de la familia comentó que al día siguiente al llegar a la comisaría de la zona donde cumplía funciones se encontró con Chávez (fallecido) y Alcides Safenraiter (imputado) declarando su participación en un ambiente de exaltación y festejo.El velatorio contó con la presencia de entre 50 y 60 agentes de Policía. “Por la radio LT16 cada 20 minutos se emitían participaciones por el fallecimiento de mi hermano. En los diarios Norte y El Territorio publicaron “Fue abatido en un enfrentamiento el subversivo Carlos Piccoli”.
“Decían que era subversivo, que andaba armado, era muy solidario, y con mucha capacidad de liderazgo y de organización, y con la determinación de vivir de acuerdo a sus convicciones” “Su asesinato no es un hecho aislado, en honor a la verdad a las Ligas comenzaron a perseguirlas desde antes del Golpe. Un aproximado de 2000 personas fueron detenidas por averiguaciones, de los cuales hay unos 200 casos de torturas y vejámenes, con una decena de asesinados y/o desaparecidos”

ESTER
El otro testimonio protagónico fue el de Ester Escobar, viuda de Ñaró Estigarribia; “Este es el momento de cerrar heridas que llevo desde hace 42 años y de lograr que el honor de mi compañero no quede manchado” afirmó. Sobre la militancia remarcó; “Éramos maestros rurales, veníamos del Movimiento Rural de Acción Católica en la Diócesis de Goya, con Monseñor Devoto y el sacerdote Jorge Torres. Una zona muy pobre, con muchas carencias. Los agricultores no tenían tierra propia, dos o tres hectáreas a lo sumo, y debían trabajar por porcentajes en tierras ajenas. Por ello nos involucramos, las Ligas aglutinaban a toda esa población”. Recordó que organizaron una chacra socializada con otros docentes rurales, entre ellos Delicia Gonzàles, (hoy desaparecida, probablemente asesinada en la Masacre de Margarita Belén).
Con el golpe pasaron a ser perseguidos y abandonaron la zona, trasladándose a Buenos Aires, y luego al Chaco. La mujer relató que faltaban pocos días para su cumpleaños cuando Ñaró decidió regresar al monte. “Me dejó el anillo de compromiso, “vendélo si necesitás me dijo, y si no vuelvo en una semana levantá todo”. El 5 de febrero de 1977 fue la última vez que lo vio.
El productor Leopoldo Jordán, que albergó a Estigarribia durante cuatro días y luego lo trasladó hacia la cita en Corzuela en la que sería sorprendido en una emboscada le comentó que no llevaban armas, ya que había postas policiales y eran revisados permanentemente.Conocido el desenlace fatal la madre de Estigarribia recorrió durante varios días distintas dependencias oficiales sin conseguir ninguna información, hasta que cuando finalmente le entregaron el cuerpo se lo dieron a cajón cerrado, con la orden de llevarlo directamente al cementerio y un certificado en el que se señalaba como causa de muerte un “accidente en una vía pública de Resistencia”. El cadáver presentaba impactos de bala en piernas, el pecho, una mano y en la cabeza.

LIGAS AGRARIAS
El histórico referente de Ligas, Raúl “Quique” Lovey, detalló lo que pudo saber del caso de Ñaró y compartió una síntesis de la importancia histórica del movimiento liguista. Estuvo casi tres años viviendo oculto en el monte. Se exilió, y regresó. “Siempre dudamos de la versión del enfrentamiento. Nosotros eludíamos el enfrentamiento para salvar nuestras vidas .Y esa duda se disipó con la exhumación del cadáver, fue asesinado a quemarropa, tenía un tiro en el cráneo” precisó. Sobre las Ligas, sostuvo; “El cooperativismo era la herramienta económica y las Ligas Agrarias eran una organización de masas, de base, cuya principal característica era la movilización, a la luz del día, en la legalidad. Pero sufrimos persecuciones; querían eliminar la organización y sus dirigentes. Llegaban de civil, rompían todo y se llevaban gente a la que martirizaban para obtener información”. En ese sentido, recordó; “Habíamos logrado concentrar el 75 % de la oferta de la fibra nacional.El paro del Girasol en marzo de 1975, que duró 25 días, consiguió un incremento del 25 % del precio.Terminar con todo eso fue el objetivo de la represión”. Además, comentó que en 1978 fueron embargados 3 mil tractores con sus herramientas. El gobernador de facto Facundo Serrano aplicó una política que resultó “en la pérdida de esa masa dinámica de productores medios en el campo”.

FOTOS AL DEBATE
En la audiencia inaugural del juicio, integrantes de la agrupación H.I.J.O.S. Chaco colocaron unas fotografías de Piccoli y Estigarribia y un pañuelo de la agrupación, los cuales fueron retirados al comienzo del proceso. No es el ámbito de la audiencia” señalaron desde el tribunal. Durante el comienzo de la segunda tanda de testimonios, desde la querella que ejerce la Secretaría de DDHH el abogado Duilio Ramírez solicitó al tribunal a que autorice a familiares y militantes de DDHH a portar las fotografías de Piccoli y Estigarribia durante las audiencias, lo cual contó con la adhesión de la Fiscalía. Desde la defensa el dr. Juan Manuel Costilla manifestó su negativa en orden al deber de despejar todo atisbo de parcialidad durante el debate que pudiera perturbar las garantías procesales de sus defendidos. Asimismo subrayó que la solicitud no le afecta ni le merece algún de tipo de contrariedad a título personal. Luego de un breve cuarto intermedio en el que el tribunal deliberó al respecto el presidente Iglesias señaló que la Corte Interamericana de DDHH no permite lo solicitado en el ámbito del tribunal en orden de la protección del juicio. “No tenemos posición tomada respecto de las responsabilidades y es eso lo que debemos resolver”.

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