Derechos Humanos

Continúa el juicio por crímenes de lesa humanidad en la Brigada

El juicio oral denominado Caballero II cumplió su día de audiencia número 29 ayer, con la declaración testimonial de Ana Chará y Gladys Gonzáles, hijas del matrimonio que alojó a la militante Nora Valladares, detenida por razones políticas por varios de los imputados en el proceso que investiga la comisión de delitos de lesa humanidad en la ex Brigada de Investigaciones de la Policía de Chaco.

Contaron de primera mano el calvario sufrido durante el violento allanamiento de la vivienda familiar que compartían a raíz de la detención de Valladares, sindicada por los cerebros de la Inteligencia militar de la “patota” de Investigaciones como una jefa de la organización Montoneros en Chaco.

Según relataron, un grupo de tareas de la Policía y el Ejército irrumpieron en la vivienda durante la noche, luego de haber detenido en la vía pública a Valladares, con un bebé de pecho, desvalijaron el lugar y se llevaron detenidos al matrimonio Gonzáles, quedaron en la casa las cuatro hijas, una niña y tres adolescentes y un grupo de policías por durante unos diez días.

Uno de los integrantes de la comitiva fue Enzo Breard, imputado en el presente proceso y ya condenado en un juicio anterior a 25 años por torturas, vecino de los Gonzáles. El bebé de Valladares, a quién vieron muy demacrada por la tortura en la Brigada, fue entregado a los Gonzáles, que lograron reunirlo con la familia Valladares. Ni en el allanamiento, ni en la entrega del niño, mediaron orden judicial alguna o juzgado de Menores.

La Causa pasó a cuarto intermedio hasta hoy desde las 9.30, en la sede del Tribunal Oral Federal de Resistencia, en Irigoyen 33. Por segunda vez en lo que va del juicio oral, desde la última audiencia, el imputado Gabino Manader, beneficiado con la prisión domiciliaria por el juez Juan Manuel Iglesias, no asistió a debate, excusado por razones de salud, hasta hoy según el certificado médico presentado.

 

CASA TOMADA

Valladares estuvo siete años presa y en la Brigada fue castigada con saña inaudita; su caso es uno de los que configuran el eje del presente proceso. En comparación, el trato recibido por los Gonzáles, madre, padre y hermanas, fue mucho más benigno, pero no por ello resultó fácil de sobrellevar. 

Chará y Gonzáles eran preadolescentes en abril de 1976 y vivían junto con sus padres y otras dos hermanas en una vivienda de Resistencia. “Nora vivía en nuestra casa, cuidaba a mi hermana menor”, relató Chará. A fines de abril de 1976, durante la noche, sintieron un ruido: “De pronto al levantarnos la casa estaba llena de policías, y militares, algunos de civil y otros con uniforme, todos armados”.

A Nora la habían detenido en la vía pública y luego de averiguar que ese era su domicilio los represores irrumpieron en la vivienda buscando armas y pruebas incriminatorias de su pertenencia a Montoneros.

Entre el grupo de imputados que participó en el operativo, nombró a Manader y Breard, vecino, quien durante un buen tiempo siguió amedrentando a los Gonzáles. 

La declarante recordó que con las bayonetas de los fusiles rajaron los colchones de los sillones y que estuvieron a punto de volar el piso de una habitación porque pensaban que podía haber armas escondidas debajo del cemento.

De paso, robaron 9.000 dólares en ahorros, joyas, libros y discos: “Revisión ocular le llamaban, pero se llevaban todo lo que podían, hasta los ventiladores”. Terminada la requisa, los visitantes se llevaron detenida a la madre y esperaron al padre, Ramón Gonzáles, trabajador de Entel y periodista deportivo que en ese momento estaba cubriendo un partido de básquet en Corrientes. Cuando el hombre llegó también fue a parar a la Brigada. En la vivienda quedaron las cuatro chicas de entre 4, 15 y 16 años, y un grupo de policías que ocuparon el lugar por varios días en los que el amedrentamiento fue la norma.

 

EN LA BRIGADA

Al tercer día, fueron llevadas a declarar a la Brigada. “Ahí la vi a esta mujercita”, relató Ana, con la voz apretada en un puño por la emoción. “La bajaron por la escalera, estaba golpeada, con la cara desencajada, tenía un bebé que le fue entregado a mi hermana. Fue la única vez que la vi”, señaló. Durante la toma de declaración, no les fue mejor que en su casa: “Querían que firmemos que leíamos las revistas Montoneros y Descamisados y que éramos subversivos”, comentó Gladys, que recordó haber visto un grupo de jóvenes: “Algunos de mi edad, otros más chicos, tirados en el piso, golpeados”. 

Poco después, el matrimonio fue liberado, les entregaron el bebé que a su vez fue reunido con la familia de Nora la vivienda fue abandonada por la Policía, pero los problemas continuaron. En ese sentido, Gonzáles culminó su declaración con el relato del estigma sufrido por la familia en aquellos años de “por algo será”, “no te metás” y “el silencio es salud”; “después del allanamiento nadie nos saludaba en el barrio, ya no teníamos amigos, y Breard nos amenazaba cada vez que lo cruzábamos”. El padre de familia perdió su trabajo en Entel luego de que hubiese tomado estado público que fue detenido por razones políticas y otro sostén económico de importancia para la familia, un negocio en Fontana, también fue desvalijado.

 

 

Cooperativa La Prensa

Cooperativa de Trabajo y Consumo Ltda La Prensa

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