Opinión

DESAPARICIÓN

Análisis de Marcela Verónica Acuña sobre el caso de Lorena Romero.

Con el asesinato prácticamente confirmado de Lorena Romero, sucedido en la ciudad de Resistencia, queda cada vez más evidenciado cómo en diferentes situaciones desaparecen personas, apareciendo posteriormente asesinadas, o bien no apareciendo nunca más.

La situación denota cómo los jóvenes (hombres y mujeres) en edad escolar desaparecen de la vía pública. Se pueden visualizar rostros de adolescentes con la carátula de «perdidos» como algo casi normal para una sociedad que, al parecer, no aprendió nada, ya que nos atravesó como país una cruel dictadura militar en la década del 70.

Esta dictadura utilizó las desapariciones como método morboso de instalación del miedo y nosotros seguimos sin entender no sólo la gravedad de la misma, sino que tampoco identificamos a los responsables o cómplices directos de ello. Digo esto porque debemos hacer una lectura real, a pesar del miedo que como madre y ciudadana me embarga ante estos hechos gravísimos.

¿Quiénes son los responsables de la seguridad pública en las calles? ¿Quiénes controlan las fronteras en las provincias limítrofes y países vecinos? ¿Quién es el responsable de investigar a fondo las desapariciones de personas? ¿Quién controla las comunicaciones y los llamados (como la venta y compra de celulares)? ¿Qué política de prevención hay para nuestros estudiantes que salen de las escuelas o colegios y desaparecen como arte de magia en el camino a sus casas? ¿Qué pasa con la justicia que no activa mecanismos de búsqueda articulada con otros poderes del Estado en caso de desapariciones (ya sean hombres, mujeres o adultos mayores? ¿Qué pasa que nadie hace nada? ¿Será que los que deben investigar y buscar a los desaparecidos para la foto de los medios de comunicación, no son también cómplices? ¿Por qué jamás se llega a la verdad?

Son muchas preguntas sin respuestas. Siento impotencia y miedo de saber que los que dicen cuidarnos pueden estar involucrados en las desapariciones ¿Por qué no? Si cuando desaparecieron a 30.000 personas, la policía, el ejército y la justicia fueron cómplices.

Seguramente se excusarán diciendo que fue POLÍTICO, pero lo que no tiene excusa es el mecanismo y sus actores. Son ASESINOS comprobados en la historia argentina, con nombres y apellidos. Esto demuestra que el mecanismo mafioso sigue intacto y que sólo se condenó a las personas involucradas en el genocidio, no al método de desaparecer PERSONAS.

La falta de derechos humanos, el odio exacerbado de sectores pudientes ante la presencia de los pobres, la falta de claridad en el planteo cuando se habla de seguridad pública -poniendo al pobre como posible responsable siempre de todos los delitos-, el desvío de temas que hacen a nuestros jóvenes y su futuro, la falta de discusión de estos problemas en las escuelas y mucho menos en otros estamentos públicos demuestran cómo tranquilamente dejamos el camino libre para que sigan desapareciendo personas, sobre todo jóvenes.

No podemos callarnos porque seríamos cómplices. Empecemos a pensar en colectivo, sin sectarismos, y a defender la vida. Es el mayor desafío por nuestros hijos y nietos.

Marcela Verónica Acuña

Agrupación Mujeres al frente del Movimiento Socialistas Unidos Emerenciano

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