El País

El “cambio” en el Ministerio de Relaciones Exteriores

A pocas horas antes de que la Justicia brasileña levante el secreto de las declaraciones de los ejecutivos de Odebrecht, que reconocieron haber pagado 35 millones de dólares de coimas en el país, y con la embajada en Estados Unidos todavía vacante, el presidente, Mauricio Macri, anunció el remplazo de la canciller Susana Malcorra por el actual embajador en Francia, Jorge Faurie, a partir del 12 de junio. El cambio y sobre todo, las razones que esgrimió a la hora de justificar su renuncia ante los medios de comunicación, los “motivos personales”, llaman la atención teniendo en cuenta que hasta hace poco menos de un año se postulaba, con el visto bueno del primer mandatario, para la Secretaría General de las Naciones Unidas, por un período de cinco años. La pulseada al final la ganó el portugués António Guterres, quien asumió la titularidad el organismo internacional el 13 de octubre.

Luego de un año y medio en el cargo, la canciller aclaró en la conferencia de prensa posterior al anuncio que la inserción de Argentina en el concierto internacional en el siglo XXI depende del "elemento mundo", dando a entender que su faena se había enfrentado con dificultades no previstas, a pesar de reivindicar que "hoy el país está sentado en la mesa de todos los organismos internacionales de decisión". Malcorra, por su parte, supeditó futuros cambios en la Cancillería a su sucesor, a quien definió como "integrante de mi equipo". Ella se trasladará a la capital de España, donde reside su familia, con el rango de ministra consejera, cargo desde el cual asesorará al primer mandatario en temas como la relación de Argentina con la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El sucesor de Malcorra conoce desde hace muchos años el Palacio San Martín, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, ya que fue vicecanciller durante la gestión de Carlos Ruckauf, quien lo reemplazó en agosto de 2002 a raíz del escándalo de las cuentas en Suiza del expresidente Carlos Menem.

 

LA GRIETA

HACIA DENTRO

Según sostuvo en conferencia de prensa, la propia canciller su dimisión obedece a razones personales: ya sin un cargo oficial, pretende volver con su familia, que vive en España desde hace años. Sin embargo, su paso por la Cancillería no fue un lecho de rosas, y no justamente por roces que haya tenido con otros países u otros diplomáticos, sino más bien por las diferencias manifiestas que ha tenido con el macrismo, pero en lo que hace a políticas internas vinculadas a la dictadura cívico militar. Políticas internas que, por cierto, Malcorra jamás ha defendido en foro internacional alguno; por ejemplo, en lo que respecta a la cantidad de desaparecidos entre 1976 y 1983, que el Gobierno pretende reducir a un número indefinido.

Mientras ministros y funcionarios de menor rango e incluso el presidente de la Nación negaron los 30.000 desaparecidos, la funcionaria se negó reiteradamente a plantear semejante duda: “Yo he usado, estando en el exterior, en Naciones Unidas, el número de 30.000 como referencia”, sostenía el año pasado en una entrevista que concediera a Perfil.

Con el pasar de los meses, el macrismo fue profundizando su negacionismo respecto al genocidio. Y la canciller nunca adhirió a semejantes planteos. De hecho, hasta dijo no acordar con el concepto de “guerra sucia” utilizado públicamente por Macri.

En la misma entrevista, advertía: “Yo personalmente no uso el concepto de guerra sucia. Creo que hubo un enfrentamiento asimétrico, que obviamente le da una responsabilidad al Estado distinta a la de otros jugadores” en ese sangriento período. Incluso fueron y son manifiestas las diferencias que mantienen Malcorra y Macri respecto a la situación de Venezuela: mientras la canciller buscaba una posición “diplomática” de Argentina, el presidente pretendía ir “con tapones de punta” hacia el Gobierno de Nicolás Maduro.

Pero aquel negacionismo macrista respecto a la dictadura fue, en los hechos, uno de los obstáculos para que Malcorra se convirtiera en sucesora de Ban Ki-moon al frente de la ONU, cuando muchos consideraban que era su sucesora natural.

 

CURRÍCULM VITAE

En Naciones Unidas, había trabajado durante 12 años: como directora de Operaciones del Programa Mundial de Alimentos entre 2004 y 2008; como secretaria general adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno, hasta 2012; y como jefa de Gabinete del secretario general.

En diciembre de 2015 y con esa expectativa en mente, Malcorra aceptó la convocatoria de Macri para presidir el Palacio San Martín. Pero nada salió como esperaba y hoy, ante los desafíos que el macrismo se ha propuesto a escala mundial, prefiere volver a la vida familiar. (Fuente: Página 12, Télam y Diarioregistrado.com).

 

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