EL DESEO ATEXTUAL
El ensayo que abre este libro hace referencia a la locura que padeció la madre de la autora. Yo creo que ella se volvió loca “por el grado de insatisfacción de deseo que no está puesto en texto, es atextuado”, inició y explicó que esa misma fue la motivación para empezar a escribir.
“La felicidad para mujeres de esa generación, sobre todo del estrato social en el que creció mi madre, con una educación muy acotada, yo creo que ella pensaba en la felicidad como algo que crecía en otro lugar, no en el pasto que ella pisaba. No pensó la felicidad como una construcción de la subjetividad que se anima a saber que desea y a ir por el deseo”, tal fue su lectura sobre lo que despertó la locura en su madre.
“Fue el dolor de ver a una mujer con todas las herramientas pero que le faltó las emocionales e intelectuales para desandar el camino marcado para un mujer. Mi madre obedeció, fue una mujer femenina en el sentido suplemento de Clarín y yo creo que eso enloquece. No poder cumplir y satisfacer los deseos. Hay algo en la propia conciencia que hace que se detenga antes de saber cuál es ese deseo”.
“LAS HEMBRAS HACEN
LAS ALIANZAS POLÍTICAS”
En el segundo ensayo, abandona el abordaje psicoanalítico y empieza una investigación histórica de la observación científica de los primates. Partiendo de dos grupos, chimpancés y monogos, focaliza en cómo la inserción de las miradas de científicas mujeres logró arrojar nuevos datos evolutivos.
Mientras que los científicos varones se centraron en ver las peleas de los machos alfa, “las mujeres empezaron a ver qué pasaba detrás de las luchas, qué hacían las hembras”. “Eran alianzas. Fueron las primeras en descubrir una trama de política, los machos iban a la guerra”, explicó.
Luego, realizó una comparación entre ambas especies. “El chimpancé mata por celos como los humanos, porque las especies tienden a prolongar el linaje. En cambio los monogos entienden el sexo por el sexo mismo, no por un sexo reproductor. Este sexo reproductor de la mirada judeocristiana que las feministas reclamamos como nuestros derechos sexuales”, enlazó.
SEXISMO Y CAPITALISMO
El tercer ensayo hace un análisis semiológico de la famosa fotografía de los zapatos de Cristina Fernández de Kirchner y Angela Merkel en la cumbre de la FAO. “No es sexismo a secas, es capitalismo. Hace un entramado discursivo entre el relato de los medios que vieron a CFK como una hipócrita y Merkel como una trabajadora”, aseveró.
“No querían mostrar una mujer frívola, porque la frivolidad a la derecha no le molesta, jugamos el juego de la derecha siendo así, si no que Cristina era una hipócrita”, en el marco de gobiernos latinoamericanos mirados desde el populismo. “Populismo es una palabra que puedo reivindicar tranquilamente si se tiene en frente lo que estamos viviendo ahora”, comentó. Cual alfiles, “algunas mujeres asumen los objetivos del patriarcado y el capitalismo en este nuevo orden mundial y a ellas se les perdona todo”, subrayó sobre la mandataria alemana.
EL PATRIARCADO POR
FUERA DE OCCIDENTE
El cuarto ensayo ahonda en el concepto de patriarcado y su evolución incluso por fuera de occidente. En este sistema “jerárquico que privilegia lo masculino por sobre lo femenino, y sojuzga a lo femenino”, se traslada a cada civilización. De allí también explica algunas causas sobre el femicidio y su relación con la mujer como primera propiedad privada del hombre.
“Este sistema es una castración para los dos géneros, nos hace infelices a todos y todas, es una máquina de infelicidad”, dijo sobre uno de los ensayos.
El cuento toca el último impase personal de la autora, su padecimiento a la ludopatía, “como un ejercicio constante de pérdida”.
