El País

Final del último dinosaurio que quedaba

Luciano Benjamín Menéndez, genocida récord condenado 12 veces a prisión perpetua por un verdadero rosario de crímenes de lesa humanidad, falleció ayer a los 90 años de edad en el Hospital Militar de Córdoba. Menéndez se encontraba internado desde el 7 por una afección cardíaca a raíz de su avanzada edad.

Durante la dictadura, fue el responsable máximo de la represión en diez provincias, como jefe del Tercer Cuerpo de Ejército (entre 1975 y 1979), con sede en Córdoba, y jurisdicción en Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán. Tuvo bajo su mando el destacamento de Inteligencia N° 141 General Iribarren, del que dependía el centro clandestino de detención La Perla, conocido como “la ESMA cordobesa”, por donde se calcula que pasaron 2.500 detenidos.

Murió con 12 condenas a prisión perpetua por desapariciones, asesinatos, secuestros y torturas. En el último juicio que lo tuvo como imputado, se lo acusó por "privación ilegítima de la libertad agravada, imposición de tormentos agravados, homicidio calificado en grado de tentativa, homicidio calificado, abuso deshonesto y violación agravada", delitos por los que ya había sido condenado en reiteradas ocasiones.

Su deceso no pasó desapercibido: la agrupación HIJOS Capital difundió la noticia con el título Se murió la muerte y se convirtió rápidamente en etiqueta, al igual que Nunca Más. “Se murió la muerte: a las 11.20, murió el genocida Luciano Benjamín Menéndez. A diferencia de sus víctimas, se sabe la hora, el lugar y su familia puede despedirlo. Llegó a ser condenado en cárcel común, perpetua y efectiva, el único lugar para un genocida. ¡30.000 presentes!”, señalaron.

Por su parte, desde Abuelas de Plaza de Mayo subrayaron el récord de condenas a perpetuas que acumulaba el genocida.

SEÑOR MATANZA

Menéndez solía visitar La Perla y presenciaba fusilamientos al borde de las fosas. Según testimonios de los pocos sobrevivientes, también aparecía durante los interrogatorios y las torturas. Al Cachorro le adjudican ser ideólogo del “pacto de sangre”: hacía participar de los secuestros y fusilamientos a todos los oficiales para que en el futuro “no se dieran vuelta”.

Fue uno de los “duros” del Proceso y nunca mostró arrepentimiento alguno. Al contrario, no dejó pasar entrevista ni intervención desde el banquillo de acusados sin reivindicar al terrorismo de Estado. “Nuestros enemigos fueron los terroristas marxistas. Jamás perseguimos a nadie por sus ideas políticas”, dijo antes de ser sentenciado a perpetua junto al dictador Jorge Rafael Videla en 2010 por los fusilamientos de presos políticos en la UP1 de Córdoba.

No fue esa la única de sus intervenciones polémicas. Durante el Gobierno de facto, fue uno de los principales operadores a favor de un conflicto armado con Chile. En el punto álgido del Conflicto del Beagle, en 1978, afirmó: “Si nos dejan atacar a los ‘chilotes’, los corremos hasta Isla de Pascua, el brindis de fin de año lo haremos en el Palacio La Moneda y después iremos a mear el champagne en el Pacífico”.

A CUCHILLO CONTRA

LAS MADRES  

Otra intervención suya célebre que lo muestra de cuerpo entero sucedió en la noche del 21 de agosto de 1984, cuando fue a Canal 13 para ser entrevistado por Bernardo Neustadt. Afuera, en la calle, había un grupo de Madres de Plaza de Mayo y unos muchachos que le gritaban "¡asesino, cobarde!". El genocida arremetió contra las Madres con cuchillo en mano (de tipo reglamentario que usan los paracaidistas) y tuvo que ser detenido por su hijo y un custodio. La foto, tomada por el reportero gráfico Enrique Rosito, de la agencia DyN, dio la vuelta al mundo.

Tras el regreso de la democracia, logró desactivar varias causas en su contra amparado en las leyes de impunidad y en 1990, a pocos días de que comenzara un juicio en su contra, recibió el indulto del presidente, Carlos Menem. En 2005, la Corte Suprema declaró inconstitucional el indulto de Menem y en 2008 el represor recibió su primera sentencia por crímenes de lesa humanidad: fue condenado a prisión perpetua en cárcel común por secuestrar, torturar y fusilar a cuatro militantes del PRT en 1977 que estuvieron detenidos en La Perla.

Cooperativa La Prensa

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