La Ciencia

Fosfina en Venus: posible indicio de vida extraplanetaria

Un estudio de la Universidad de Cardiff asegura haber detectado rastros de fosfina, un gas presente en la degradación de materia orgánica, en la atmósfera de Venus. El hallazgo es aún preliminar y necesita ser confirmado.

Un estudio de la Universidad de Cardiff asegura haber detectado rastros de fosfina, un gas incoloro (presente en nuestro planeta, pero en muy bajas cantidades), en la atmósfera de Venus, lo cual podría asociarse con la existencia de algún tipo de forma de vida fuera del planeta Tierra.El hallazgo es aún preliminar y necesita ser confirmado.

La detección fue posible gracias a las observaciones del telescopio James Clerk Maxwell y del Gran telescopio Milímetro/Submilímetro en el desierto de Atacama (Chile), en 2017 y 2019 y tuvo lugar en el tramo superior de la espesa capa de nubes de Venus, con una atmósfera de altísimas concentraciones de dióxido de carbono y ácidos (97% gas carbónico) y una temperatura promedio de 470 °C y una presión de 90 veces la de la Tierra. Ocurre que en los tramos superiores de la atmósfera venusina las nubes tienen una temperatura de alrededor de 30 °C.

Como la fosfina es un compuesto altamente tóxico que en la Tierra se forma a partir de la degradación de materia orgánica se vincula su detección con la posibilidad de vida en Venus.

No obstante, en muchos planetas pueden detectarse rastros de oxígeno, metano, carbono y otros compuestos esenciales para la vida o derivados de ella. Pero todos estos biomarcadores no son exclusivos de los seres vivos. La geoquímica de un planeta inerte puede generarlos también. Basado en ellos nunca será posible saber si hay algo vivo en ellos o no.

FOSFINA

En 2018, Jane Greaves, astrónoma de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), encontró rastros de fosfina en Venus por primera vez. Pero los resultados no eran concluyentes. Greaves contactó con el equipo del MIT, que había hecho varios trabajos teóricos sobre este gas como biomarcador, y juntos prepararon una nueva observación con un telescopio más potente, el ALMA del desierto de Atacama. Los resultados llegaron en primavera de 2019 y se dieron a conocer hoy.

Greaves afirmó que esta es la primera vez que se halla fosfina (o fosfano) en uno de los cuatro planetas rocosos  del Sistema Solar. «Podría proceder de procesos desconocidos de fotoquímica o geoquímica, o por analogía, de la producción biológica de fosfina en la Tierra, gracias a la presencia de vida».

Por su parte, la astrofísica portuguesa Clara Sousa-Silva, una de las responsables del estudio en dialogo con  el diario de España El País afirmó ; “Basados en el conocimiento que tenemos de química, física, de Venus, y también de espectroscopía, la explicación más plausible para la detección que hemos hecho es que haya fosfina. También tengo confianza de que la explicación más plausible para su presencia, por loco que pueda parecer, es que haya vida. Pero una afirmación extraordinaria necesita pruebas extraordinarias y por ahora no las tenemos. Ni siquiera entendemos Venus en profundidad. Necesitamos observar más aspectos de la fosfina para corroborar que se trata de este compuesto. Ese es nuestro primer problema. Y luego habrá que hacer muchísimo trabajo hasta confirmar que su origen es la vida.”

EL INFIERNO DE VENUS

En Venus la vida como la conocemos no tendría posibilidades; con una atmósfera compuesta por 96 % de dióxido de carbono, bajo sus cielos bajos de tonos naranja, en perpetuo efecto invernadero, cubiertos de niebla tóxica, no hay morfología terrestre capaz de soportar la presión atmosférica equivalente a 1600 metros bajo el mar, con una temperatura de más de 400 grados en la cual el plomo se funde. Una especie de verano chaqueño con viento norte y sin luz, pero potenciado.  Otras curiosidades de Venus; un año dura 225 días terrestres, tiene 12.000 km de diámetro, casi lo mismo que la Tierra, pero se encuentra a 43 millones de km más cercal del Sol, a 107 millones de km.

CARL SAGAN, PIONERO

En 1967 el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan  publicó en la revista Nature un trabajo titulado: «¿Vida en las nubes de Venus?», también firmado por el biofísico molecular Harold Morowitz.Con el objetivo de demostrar que algún tipo de organismos podrían existir rigiéndose por las leyes bioquímicas de la Tierra, los investigadores imaginaron un ser venusino hipotético similar a una bola, la cual estaría flotando a la altura de las nubes.

Respecto de la lluvia continua de ácido, así lo explicó Sagan en su monumental COSMOS; “A 60 km de altitud nos sumergimos dentro de las nubes y nos encontramos rodeados por gotitas de ácido sulfúrico concentrado. A medida que vamos descendiendo, las partículas de las nubes tienden a hacerse más grandes. En la atmósfera inferior quedan sólo restos del gas acerbo, es decir, dióxido sulfúrico, SO2. Este gas circula sobre las nubes, es descompuesto por la luz ultravioleta del Sol, se recombina allí con agua formando ácido sulfúrico, el cual a su vez se condensa en gotitas, se deposita y a altitudes más baja se descompone por el calor en SO2 y agua otra vez. En Venus, en todo el planeta, siempre llueve ácido sulfúrico, y nunca una gota alcanza la superficie”.

Y es que Venus es hoy, una advertencia urgente del futuro posible de la Tierra cuando hablamos de “calentamiento global” y “efecto invernadero”.

La luz solar atraviesa la atmósfera de Venus y alcanza la superficie. Una vez caliente, el suelo irradia ese calor hacia el espacio, pero esta radiación se emite en infrarrojo, al ser Venus mucho más frio que el Sol. Como el dióxido de carbono y el vapor de agua de la atmósfera son opacos al CO2, el calor queda atrapado. Sin necesidad de  llegar a los extremos venusinos, de avanzar en la polución por dióxido de carbono terrestre la vida como la conocemos se verá profundamente afectada.

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