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Francia: más de 200 detenciones en el regreso a las manifestaciones de los chalecos amarillos

Los 'chalecos amarillos' regresaron este sábado a las calles y rotondas de Francia con menos fuerza que en citas anteriores y en plena crisis sanitaria por el coronavirus, casi dos años después del nacimiento en otoño de 2018 de este movimiento popular que puso en jaque al presidente francés, Emmanuel Macron.

«Estamos aquí, estamos aquí», coreaban un grupo de manifestantes cerca del Palacio de la Bolsa de París. «Macron, dimisión», gritaban otros. «La regresión social no se negocia, se combate», rezaba la pancarta que llevaban algunos manifestantes. Mientras uno de los participantes pedía simplemente «poder llenar la nevera dignamente», otro había escrito en su chaleco amarillo el lema «solidaridad, igualdad y libertad».

El regreso de los ‘chalecos amarillos’ fue menos violento que en las protestas de 2018 y 2019, aunque hubo momentos de tensión entre la policía y los manifestantes. Algunos de ellos quemaron papeleras y destrozaron mobiliario urbano en la plaza Wagram de París y la policía respondió con gases lacrimógenos.

«Las vidas de los chalecos amarillos importa», recordaba a la policía la pancarta de una manifestante, en clara referencia al lema de Black Lives Matter (la vida de los negros importa), el movimiento en Estados Unidos que pide poner fin a la violencia policial de la que son víctimas desproporcionadamente los afroamericanos.

La prefectura de la policía de París había prohibido a los ‘chalecos’ manifestarse en los Campos Elíseos y en torno al Palacio del Elíseo, la Torre Eiffel o la catedral de Notre Dame, entre otros lugares simbólicos de la capital. Al final de la jornada, hubo 222 detenidos, de los que 86 pasaron a estar bajo custodia policial por llevar objetos peligrosos. En los registros realizados, la policía encontró un destornillador, un piolet, navajas, alicates para cortar y pasamontañas, entre otros objetos.

 

Quizá «mañana el cielo será amarillo», como decía una de las pancartas de la protesta parisina, pero los «chalecos amarillos» pincharon en su regreso a la escena política francesa. Unas 6.000 personas protestaron ayer en toda Francia, de las que 2.500 lo hicieron en París, anunció el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin. Esta cifra está muy alejada de los 282.000 manifestantes que el movimiento logró reunir el 17 de noviembre de 2018.

 

Murielle volvió el sábado a ponerse su chaleco amarillo para pedir un alza de las pensiones. «Después de 45 años trabajando, apenas recibo 1.000 euros de pensión. ¿Cómo pagar el alquiler y vivir dignamente? No es posible», se queja esta jubilada parisina, quien reta a Macron a vivir con el salario mínimo un mes y pagarse con eso todos los gastos.

 

También había ‘chalecos amarillos’ de nueva hornada como Matthieu, de 45 años, quien acudió hoy por primera vez a una manifestación «amarilla» en París. «Durante un año y medio dejé actuar a los ‘chalecos amarillos’ y, como muchos que son favorables al movimiento, les he mirado por la televisión, esperando que fueran a conseguir algo, pero, de hecho, no funciona si no actuamos», explica este administrativo de la multinacional L’Oreal que aboga por «destruir» a Macron y su «política liberal».

No todos los manifestantes llevaban el chaleco amarillo, la prenda que se convirtió en un símbolo de este movimiento popular sin líderes ni ideología clara, que comenzó protestando por el alza del precio de los carburantes y que acabó aglutinando reivindicaciones de lo más variopintas. Algunos se pusieron una mascarilla amarilla para protestar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: El Mundo

 

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