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Graciela Narváez: «La pandemia trae mucha tristeza y dolor entre los hermanos ribereños»

En el predio de la Asociación de Mujeres Canoeras, sita en Tres Bocas, Vilelas, pescadores rescatan metros de línea de los cabos recuperados que descartan las embarcaciones, que luego servirán para el armado de espineles. Hay niños jugando en una cancha. Graciela Narváez, con quien ya no hay mates, aunque sí distancias y barbijos, sale al encuentro y comparte la experiencia de sobrevivir a la pandemia y a las medidas restrictivas en la ribera del Paraná.

Graciela Narváez es presidenta de la Asociación de Mujeres Canoeras. En una entrevista con elDIARIO de la Región, comentó que está abocada a reactivar el comedor comunitario para alimentar a los hijos de las familias de pescadores, en su mayoría vedados y en cuarentena, al menos tres veces por semana. Agradece el gesto «con las personas excluidas” y comenta: «Las mujeres canoeras estamos trabajando, aunque muchos no nos vean. Nos estamos organizando nuevamente, con el apoyo de muchas personas”.

La Asociación se gestó en 2013 con siete mujeres; hoy, aunque pandemia de por medio, el número se duplica aun cuando no todas pueden estar activas. Y también se incorporaron unos 20 pescadores, que le hacen frente a la diaria. «La pandemia trae mucha tristeza, mucho dolor entre los hermanos ribereños. Pero en este tiempo, Tres Bocas estuvo contenida en ese sentido”, cuenta. En la zona, hubo varios operativos sanitarios de detección de COVID-19, un trabajo articulado entre el Municipio y la Provincia: “Tuvimos casos muy cerquita».

Así como en ese gran predio, las ollas populares para paliar el hambre y la falta de trabajo son moneda corriente también en Barranqueras y el San Pedro Pescador. “Los hermanos pescadores no tienen ayuda, no la pasan bien. Hay ollas populares porque ya no tenían salida. No pueden pescar porque los persigue la Prefectura, no cuentan con carné, les secuestran las herramientas, hubo un ataque también. Si ellos salen al agua es porque no saben hacer otra cosa, solamente estar en el río, dice la mujer.

Reconoce que la asistencia económica para los pescadores fue insuficiente y también cuenta que el permiso que los habilita a trabajar tres días a la semana no alcanza. “Pescan de 6 a 8 y no de noche, de día es muy poco lo que pueden pescar. Ellos viven de eso, del Gobierno no reciben nada y no todas las organizaciones pescadoras se suman a reclamar los derechos de los hermanos pescadores”.

Graciela continúa con su trabajo territorial y articula con diversas instituciones y organizaciones para ayudar a las familias de la ribera. «Estoy trabajando en conjunto con la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), con la Universidad Popular, con la diputada Gladis Cristaldo, que baja al territorio y hace más de tres años trabaja con las canoeras, también con el Municipio”, cuenta a modo de agradecimiento y menciona que también activaron la participación de “hermanos” de Tres Bocas con un Bachillerato Libre para Adultos (BLA), “que da clases para que la gente tenga una salida laboral, ya que los hermanos ribereños no pueden salir al centro de Vilelas».

 

“EN ESTE LUGAR HAY NECESIDAD DE COMER”

En el predio de las canoeras, también funciona una escuelita de fútbol hace más de cuatro años. Junto a los profesores, cocinan los domingos para ayudar con un plato de comida. «Por supuesto que esto se hace con donaciones que recibimos del Centro de Vilelas». Y a esta tarea, ahora sumaron otra, al reabrir el comedor de la Asociación tres veces a la semana, “con la ayuda de la CTA, de compañeros de Resistencia, del Municipio que pone el móvil para buscar las donaciones y activamos también a pescadores, que son parte de esto y ayudan en la cocina, a cortar la leña. Con las mujeres, cocinamos con todas las precauciones. Es para que retiren y lleven, para que coman los chicos, especialmente los chicos, es para ellos».

«Agradezco porque, a pesar de que yo no salgo del entorno, la gente se suma, preguntan; hay controles médicos, hay donaciones de ropa, de abrigo para los chicos, porque se está sufriendo, en la costa hace mucho frío y cuando llueve es donde más tenemos que estar con el comedor para poder contener con un vaso de leche, con un plato de comida. Somos agradecidos de todas estas personas que se suman para trabajar en la Asociación Mujeres Canoeras”.

La organización necesita de donaciones para la gente de la ribera. Dijo Narváez: “Este lugar es de mucha necesidad de comer, muchos no tienen. Los hermanos pescadores por ahí pescan, por ahí venden, así que nosotros necesitamos los recursos para poder cocinar y sostener esa olla. Dar no hace mal, sino suma”..

Para colaborar con mercadearía, carne, abrigos, calzados, frazadas, comunicarse con Graciela Narváez al (362) 154 216 239.

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