Derechos Humanos

La perspectiva de género en la Justicia “salvaría vidas de mujeres y niños”

El Centro de Asistencia a Víctimas de Violencias (CAVV) es un espacio interministerial en la provincia de Chaco. Esta área, que funciona por López y Planes 157 de la ciudad de Resistencia desde 2004, con un equipo interdisciplinario de profesionales trabajando con y para las mujeres, niños y niñas en situación de violencia, fue creada a partir de la ley vigente de Violencia Familiar.

Se encuentran trabajando psicólogas, psiquiatras, trabajadoras sociales, abogadas y operadores que las guían y contienen en un proceso que, desde el Estado, busca contener la demanda a esta problemática.

La CAVV es el único dispositivo que asiste y acompaña a las víctimas antes, durante y después de la denuncia o situación de emergencia. A este lugar llegan en su mayoría mujeres derivadas por otros dispositivos estatales como las líneas 137 o 102, las comisarías y fiscalías.

Las abogadas de este lugar, Victoria Almirón y Verónica Cañete, se encargan de asesorar mensualmente a las más de 200 víctimas. Generalmente, las mujeres vienen con medidas legales de prohibición de acercamiento y denuncia previa, otras vienen por sugerencia de allegadas. En ambos casos, se acompaña durante todo el proceso en los fueros de Familia, Civil o Penal.

“Las problemáticas más comunes son de violencia familiar, generalmente son mujeres que se encuentran confundidas porque se ha generado una trama donde el victimario aparece como el que puede todo y tendrá todas las herramientas a su disposición”, cuenta Almirón. “Trabajamos para informar las medidas legales que tienen a su alcance: el derecho de pedir régimen de alimentos, medidas de prohibición de acercamiento hacia ellas o hacia los niños”, explica.

Almirón señala que los casos donde hay niños o niñas son más complejos porque suelen ser víctimas invisibilizadas. “Hay una postura muy marcada desde las instituciones de que el niño sí o sí tiene que vincularse con el agresor porque igual es su padre. Y aunque ese niño no tenga signos físicos, ha sido una víctima indirecta: ha visto la agresión a la madre, ha sido objeto de manipulación y muchas veces el agresor mantiene este vínculo como una manera de seguir ejerciendo violencia contra su pareja”, asegura.

El trabajo más importante de las letradas tiene tres puntos fundamentales, detalla Verónica Cañete: “En primer lugar, hay que contenerla emocionalmente y explicarle las medidas que puede tomar para evaluar los riesgos reales de ella y de su grupo familiar. Una vez realizado este paso, es necesario pensar en la cuestión del régimen de alimentos y la tenencia, porque si la violencia no puede ejercerse hacia ellas, se traslada a los hijos o se transforma en violencia económica. Por eso es primordial que los jueces no dejen librado a la interpretación de la ley el régimen de alimentos y garantizar esta medida en el mismo momento de la prohibición de acercamiento”.

 

Respecto a los principales impedimentos que encuentran dentro del sistema judicial, ambas señalan el hecho de que “dentro del fuero Penal, no logramos que se establezcan medidas sin la necesidad de que la víctima tenga signos físicos en el cuerpo. Falta perspectiva de género en el sentido de entender la violencia en todas sus formas, una visión integral. Eso salvaría vidas de mujeres y vidas de niños. El recrudecimiento de la violencia hacia la mujeres también se da por la inacción judicial y la impunidad”.

Si bien en el fuero penal, donde llegan casos graves, se encuentran con una perspectiva aún muy patriarcal, destacan que “últimamente se logró que el área Civil reconozca las situaciones de violencia psicológica”.

 

DÓNDE ACUDIR

Ambas especialistas remarcan que el Protocolo de Actuación Policial ante Situaciones de Violencia contra las Mujeres (implementado en 2010) establece que la única vía es la denuncia. Se puede hacer en las Fiscalías, las Unidades Descentralizadas de Atención a la Víctima y al Ciudadano (UDAVC), las comisarías, los juzgados de Familia y de Paz o en la línea 137. “Recomendamos a las víctimas que se acerquen a buscar asesoramiento porque en las denuncias no siempre quedan plasmadas todas las situaciones de violencia que han vivido. Llegan con sentimiento de culpa y les preguntan ‘vos que hiciste’, ‘por qué no denunciaste antes’ o ‘por qué no te fuiste antes’ y probablemente esa mujer no registre que nadie sabía de esta situación porque estaba encerrada, o también por reserva cuesta mucho exponer las situaciones de violencia sexual, por ejemplo. Una vez hecha la denuncia deben informarle cómo sigue el trámite en el circuito judicial, a dónde se eleva. Si hay lesiones también deben pedir examen ante un médico legista y solicitar un Defensor Oficial”, informó.

Para mayor información, el CAVV funciona en López y Planes 147 (Resistencia) de lunes a viernes de 7 a 18. Los teléfonos son (0362) 445 2585 (fijo), (3624) 747 247 (celular). También vía correo a asisvictimas@gmail.com.

 

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