Patricia Gavilán es la coordinadora del Programa de Reciclado de la Fundación Garrahan de Buenos Aires. Es además quien ideó la iniciativa de la venta de tapitas con fines solidarios. “Tuvo un sueño, que gracias a miles de voluntades sigue creciendo cada día y también en Chaco dio frutos”, destacó la entrevista realizada por Proyecto Bohemia a esta profesional. Allí destacaron la creación de la “Casa del a Madre y el Niño” que está a punto de comenzar a funcionar.
Patricia Gavilán junto a otros profesionales de la Fundación Garrahan estuvieron el fin de semana pasado en Resistencia. El motivo de su visita fue continuar con las capacitaciones a los agentes que participan del “Curso de Operadores de Salud” que desarrolla la fundación desde el año pasado.
Promediando el 2006 comenzaron a pedir a todos que junten tapitas, que no las tiren a la basura, que eso podría transformarse en mejores condiciones para los niños del Garrahan y además cuidar el planeta. En ese momento no imaginó que en una provincia como el Chaco, tan diferente a Buenos Aires, iban a hacerle tanto caso, publicaron.
Cuando desde Fundación Ciudad Limpia (FCL) se sumaron a la colecta, nadie dimensionó la solidaridad y el empuje de los chaqueños que respondieron con toneladas de plástico, que antes era basura y ahora sería bienestar para los niños.
Carlos Alabe, presidente de la fundación no imaginó que la “señora de la tapitas” (como llama a Patricia Gavilán), se emocionaría hasta las lágrimas al entrar a “la Casa de la Madre y el Niño” de Resistencia.
Gavilán respondió algunas preguntas sobre los inicios de este programa. Aún emocionada por los avances de la Casa de la Madre y el Niño, dijo que jamás se imaginó sus alcances. “Empezó como otra forma de recaudación de fondos que se sumaba a la campaña de juntar papeles que se había iniciado en 1999. En 2006 surgió esta idea, pero no pensamos que iba a terminar transformando y educando a tanta gente con respecto al cuidado del medio ambiente”, manifestó.
“Que pueda haber movilizado a tantos corazones solidarios, desde un pequeñito que empieza a sociabilizar hasta un adulto mayor que entienda que detrás de cada tapita hay un gesto de amor. Realmente imposible haber imaginado ni siquiera un pedacito de todo este mundo que se formó”, relató.
Consultada además por cómo inspiraría para formar nuevas ideas solidarias, dijo que “la gente tiene ganas de hacer muchas cosas todo el tiempo. El tema es comunicar”. “Siempre tiene que haber un referente, nosotros tuvimos al querido Doctor Fernando Matera, que es nuestro mentor, quien nos llevó a que todo esto sea posible. Cuando Carlos (Alabe) tomó esa idea, también necesitó de gente que crea en él”, agregó.
“Del mismo modo que Chaco, a través de la FCL se unió a este proyecto. Después esos papeles y tapitas cambiaron de destino cuando Carlos tuvo la idea de construir esta casa.”, explicó. Al principio seguía enviando los camiones a Buenos Aires. La Fundación Garrahan las comercializaba y le devolvía el doble de la plata recaudada. Luego ya la fundación Ciudad Limpia comenzó a comercializarlas directamente. Es así que añadió que “en todos los otros casos, salvo este, los colaboradores lo siguen haciendo para beneficio de los niños que se atienden en el Hospital Garrahan de Buenos Aires. Este es un caso único en el que se copió, no solamente el modelo de la Casa Garrahan al construir este albergue, sino también la forma de recaudación de fondos. Es un doble reflejo, en la casa y en la forma de recaudación de fondos”.
