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“Quiero que sea un caso insignia de Justicia  y visualización del tráfico de influencias”

Celeste Coronel, madre de la niña que en los últimos días fue dada como extraviada por la Policía de Chaco, dio detalles sobre las graves consecuencias de ese “error” oficial. Además, denunció a su expareja de manejar “tráfico de influencias”, hacer acusaciones falsas y hostigar a ella y su familia.

Con motivo de los últimos acontecimientos, tanto judiciales como mediáticos en torno a la custodia de la hija en común entre el funcionario Juan Mateo Cassiet y Celeste Coronel, elDIARIO de la Región quiso sumar a lo publicado esta semana, acerca de la marcha independiente a favor de la madre de la niña. Por tal motivo, este matutino dialogó con Celeste Coronel para tener de forma directa sus declaraciones de lo sucedido y cuáles son las denuncias que hace hacia su expareja. 

Comenzó contando que se separa de Cassiet hace un año y deja la casa que compartía con él, los hijos del mismo y un compañero de trabajo de Cassiet. Desde ese momento, Coronel se trasladó a donde reside actualmente junto a su hija, de quien este medio se reserva el nombre, en la casa materna. “Ese mismo día Cassiet comenzó con maltrato psicológico y presiones”, dijo, además de que usó a “sus hijos de 12 y 13 años para acosarme”, ellos grababan con sus celulares lo que sucedía, “si se consiguen esas grabaciones sin editar se ven las patadas furiosas a la puerta, cuando me zamarrea del brazo intentando sacármela (a la hija), todo en presencia de sus hijos mayores”. 

Coronel destacó que luego de esos primeros hostigamientos, fue el abogado de Cassiet, Raúl German Bittel, quien se comunicó varias veces con ella. La mujer, cansada de los nombres de alto prestigio político que rondan a Cassiet, dio varios nombres a los que éste acudió para que “intervengan y así lograr que la niña se quede con él, más o menos parecido a lo que hizo 10 años atrás cuando la despojó (a la exesposa de Cassiet) de sus hijos”.

Contó que tanto el servicio 911 como el 102, intervienen llamados por Cassiet y le impiden sacar de la casa sus pertenencias y las de la hija: “Tengo testigos de mi parte y había testigos de Cassiet”, aseguró.

Agregó que ese día que fueron a buscar sus cosas a la residencia que compartían, la hija y ella fueron retiradas por el personal del 102 “como si fuéramos dos delincuentes de la casa. Esto se contrapone a la acusación de Cassiet de que yo me fui de manera intempestiva y sin comunicarle”. Además, manifestó que en el edificio donde funciona el servicio de la Línea para niños, niñas y adolescentes, fueron retenidas por más de tres horas para “presionarla que deje la niña y que sea restituida al padre sin ningún tipo de intervención legal”.

 

VIOLENCIA 

ECONÓMICA Y

PSICOLÓGICA

Coronel dio detalles de cómo luego de estas intervenciones, no sólo no pudo sacar ninguna pertenencia, sino que el exmarido dio de baja tarjetas de créditos, hizo denuncia de robo de su celular y vació sus cuentas de correo electrónico (“dónde había pruebas de la violencia psicológica que ejercía hacia mi”), con el suficiente conocimiento para hacerlo, dijo, también logró borrar sus nubes de información y cuentas de Twitter, Facebook e Instagram. “De todo esto, él tenía los datos y las contraseñas”, añadió. 

Tres días después de haberse separado, acudió a la Comisaría de la Mujer para hacer la denuncia y exponer los motivos por los cuales se retiró del hogar. “De allí me informan que ellas le darán curso y me informarán a que Fiscalía debería acercarme. Jamás me avisaron nada, pero a Cassiet el 3 de febrero de 2020 sí le reciben escritos en sede Judicial donde expone que él debe estar a cuidado de la niña porque yo no poseo ingresos”, remarcó. Coronel agregó aquí detalles sobre siete años de una convivencia violenta, violencia económica dónde no le permitía trabajar e incluso, propuesta cercanas al abuso y la explotación sexual. 

La madre también relató que los escritos judiciales presentados por Cassiet hablaban de “cuidados personales a la niña”, cuando hasta ese entonces no hubo una contención física y emocional: “Solo le provocaba fastidio (cuando convivían) y arranques de ira y gritos, exigiéndome que calle la niña cada vez que lloraba”. 

Según contó Coronel, argumentaba que ella tenía un estado mental alterado y no estaría en “condiciones de hacerme cargo de la menor (quien estuvo a cargo de sus hijos mayores por autorización legal conferida por él mismo)”, subrayó. Destacó también que no hubo en todo el año ni un solo llamado o intento de acercamiento de su parte hacia la hija. 

En este año, “jamás pasó un centavo en concepto de cuota alimentaria ni siquiera provisoria”, expresó y se preguntó si la jueza Karina Feldman del Juzgado Familiar N° 1, quien otorgó el cuidado a Cassiet “no reparó” en diciembre de ese incumplimiento de los deberes parentales. Agregó que otros “errores” judiciales contra Cassiet sumando “retención indebida” de sus pertenencias y la “desobediencia judicial” en la cual incurre en mayo del año pasado cuando obstruyó el cumplimiento al oficio librado para poder retirar sus cosas del domicilio. “Se negó a abrir la puerta”, dijo, y quedó asentado con testigos. 

 

LA “DESAPARICIÓN”

Ante la consulta por el error en la comunicación oficial de la Policía de Chaco que hablaba de la búsqueda de paradero de la niña, dijo que ese día se enteró por las redes sociales de la noticia falsa. “Estaba generando pavor, zozobra y mucha alarma en la sociedad de forma cruel, falaz e innecesaria ya que la niña se encuentra conmigo”. 

Por tal motivo, empezó a pedir colaboración social para difundir y extender una denuncia social por “persecución política y judicial de la que resulto víctima para que el padre” se lleve a la hija en común. Coronel afirmó que existen “amiguismo” por parte del poder político, “intervención a las causas judiciales, acceso irrestricto a la causa, manipulación de expedientes e información falaz acerca de estado mental mío, manejo de las fuerzas policiales”, dijo y agregó que efectivos de la División Trata de Personas han “hostigado” incluso a su madre de 82 años, su hijo mayor e incluso se exesposo.

“Mi página de Facebook, Twitter, son las únicas herramientas de difusión que tuve de mi lado. Nadie más dijo nada”, manifestó con respecto a su pedido de que escuchen su denuncia. “Jamás se aplicaron los protocolos de protección previstos para personas como mi hija y yo, víctimas de violencia de género ambas”, subrayó. “Nadie me escuchó, ni me brindó protección, dejándome indefensa contra todo el aparato estatal que defiende a un señor probado violento y con restricción de acercamiento hacia mí y mi grupo familiar (con sentencia de causa emitida en la  Fiscalía Penal N° 4)”.

Pidió explicaciones de porque la sentencia de la jueza Feldman pide la tenencia para Cassiet sin ningún examen psicológico o socioambiental previo. 

 

LA MARCHA

Por último, aclaró que la marcha del lunes se generó de manera espontánea. “Yo aclaré y aclaro siempre que no pertenezco a ningún movimiento, asociación ni agrupación política”. Comentó que se dio como iniciativa particular en la que se fueron sumando otras personas, “pero ni yo estuve presente ni envié a nadie en representación mía, ni pedí que firmaran nada por mí”. 

“Agradezco en nombre mío y el de mi hija los que han concurrido de manera comprometida con la causa, desinteresada y con buena voluntad. Profundamente agradecidas, pero estoy en la obligación de aclarar que no pedí representación a nadie, el material que me fue llegando fue de manera espontánea y no quiero que se utilice a la niña como un caso insignia para otra cosa que no sea la obtención de Justica y visualización de los desmanejos gubernamentales y tráfico de influencias que existen”.

Sin embargo, la madre de la niña reconoció el profundo agradecimiento, ya que vio el gran despliegue policial, y también recibió mensajes privados sobre “aprietes y hostigamientos” a personas que decidieron participar de ese reclamo. 

 

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