En pleno aislamiento social obligatorio y con el fútbol parado, en pasillos de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) está la incógnita de cómo proseguirían las competencias cuando las restricciones se levanten.
Lo que pasará con la Copa Superliga es una incógnita. Aunque la idea que pesa en la mayoría sería concluirla cuando termine la prohibición de disputa de espectáculos deportivos; pero, con varios cambios: el más importante, que no hayan descensos como estaban programados, y que en la próxima temporada hayan 26 equipos.
Está en discusión. Hay varios borradores, entre ellos, por el agujero económico que genera en los clubes el parate sin actividades, la forma que AFA busca rescatar a varios clubes es abrir otra vez los cupos en Primera División, con dos años sin descensos y que la cifra de participantes en la categoría dorada del fútbol argentino sean de 30, como en la temporada 2015 con la idea del fallecido mandamás Julio Humberto Grondona.
Esto también afectaría a las categorías inferiores, que gozarían también de no tener descensos y que haya ascensos masivos para reacomodar sus ligas, en especial la Primera “B” Metropolitana y la Primera “C”, para evitar un vaciamiento de participantes en esas divisionales.
Además, dependiendo del reacomodamiento del calendario, el fútbol argentino puede volver a ser de febrero a diciembre, para que coincida con la Copa Argentina y más importante: la Copa Libertadores, que es de año calendario, aunque ahí podría encontrarse con la resistencia de los clubes “grandes”, que hacen sus ventas más onerosas cuando en el mercado europeo tenga su ventana importante en julio, en pleno ecuador de las competencias locales.
Pasando en limpio: la suma de la Superliga 2019/20 más Copa Superliga 2020 era la que definía los cupos para Libertadores y Sudamericana; pero, con la segunda competencia aún en tema de discusión, todo puede cambiar. Y, más en el fútbol argentino.
