Opinión

La transformación productiva de la Argentina en el contexto internacional

La historia de la humanidad describe de un modo persistente las relaciones existentes entre liderazgo, organización social, ejercicio de autoridad, dominio de espacio territorial y comunicación.

En esa línea de tiempo, el hombre como expresión de género humano inició su relación con el medio ambiente en base a la propiedad colectiva en base a la necesidad de procurar sus alimentos y garantizar su subsistencia. Con posterioridad surge el fenómeno de propiedad privada pero al mismo tiempo la articulación de sistemas de gobierno fueron disímiles desde monarquías hasta democracias directas que finalmente no son conceptos modernos sino antiquísimos.

La línea de tiempo permite observar una transformación de sociedades rurales a sociedades urbanas, de modelos extensivos agropecuarios a intensivos, de modelos de escaso valor agregado a modelos de industrialización, de sistemas de división de trabajo a modelos extendidos de globalización industrial con mayor o menor concentración relativa.

El fenómeno de la primera y segunda revolución industrial está basada en una localización geográfica determinada –Reino Unido de Gran Bretaña- y el factor preponderante de influencia fue específicamente la mecanización (máquina a vapor y uso de acero) para reducir la velocidad de recorrido de grandes distancias. La tercera revolución industrial transcurre actualmente por el impacto focalizado inicialmente en Estados Unidos por el desarrollo de las tecnologías informáticas y de comunicación pero que se extienden al mundo global con enclaves de desarrollo específico. Una cuarta revolución industrial está en ciernes a partir de la inteligencia artificial y la robótica en donde la inteligencia desplaza a la fuerza y donde la concentración de la riqueza y económica se agudizan hasta límites impensables.

El contexto global se transforma a gran velocidad y nuestro país no puede soslayar este debate sin observar el cambio de paradigma sobreviniente en el sistema político, en el sistema económico y en el sistema social.

 

MATRIZ HEGEMÓNICA

DE BASE NEOLIBERAL

En el sistema político la matriz hegemónica de base neoliberal tiende a eliminar el antagonismo, a reducir la pluralidad y a perpetuar la “competencia política entre iguales”, esto es, candidatos sin partidos, dependientes de corporaciones económicas sin capacidad de transformar el orden social y jurídico.

En el sistema económico, esta misma matriz hegemónica tiende a integrar el país a un modelo injusto, inequitativo y desigual con regulación del comercio para los países más poderosos, especulación financiera exacerbada y extractiva y concentración económica vertical y horizontal de grupos corporativos con predominio mundial.

En el sistema social la desigualdad y la injusticia social marca un rasgo distintivo promoviendo más desempleo, más exclusión social y mayor concentración de la riqueza.

Este mundo para pocos, genera y profundizará en el tiempo las tensiones en el sistema global pues la combinación de liberalización del flujo financiero de capitales y de la economía poniendo de rehén a los estados nacionales por sus escasos grados de libertad para la generación de políticas autónomas conjuntamente con la restricción para la libre movilidad del flujo de personas será letal en la perpetuación de las inequidades.

Estamos generando un mundo para pocos. Y una lacerante exclusión para muchos. Esta discusión del modelo global debe dejar de ser objeto de discusión meramente ideológica para interpretarla dentro de los límites de la sobrevivencia planetaria en el mismo nivel de las discusiones sobre medio ambiente. Debe formar parte de la discusión de la agenda internacional.

Nuestro país es el 8° en superficie territorial en el mundo, el 23° en PIB (según que publicación y método) y es 33 ° en población.

Pero el mapa mundial de la Argentina posee ciertas fortalezas en los siguientes rubros: a) alimentos con participación del 4,5 % en la oferta mundial contra 20 % de Estados Unidos, 7,5 % de Brasil y 3,7 % de Rusia, b) litio con oferta conjunta del 90 % junto a Bolivia, c) industria satelital a través del desarrollo tecnológico de INVAP, d) dominio de tecnología nuclear con fines pacíficos, e) reserva estratégica de agua dulce para consumo humano, productivo y energético, f) riqueza ictícola de agua dulce y agua salada en la matriz alimentaria mundial, g) desarrollo de industria del software y de biotecnología moderna para sostener competitividad global, h) segunda y cuarta reserva estratégica de shale gas y shale oil, i) potencial desarrollo de industria cultural y del entretenimiento a escala global, j) desarrollo de recursos estratégicos en materia forestal y energética no convencional.

Estos diez complejos estratégicos de Argentina son reconocidos a escala global, pero requiere de un volumen de capital extraordinario y de continuidad de las políticas públicas e interacción con el sector privado a los efectos de potenciar nuestras fortalezas y reducir nuestras debilidades.

El complejo agroalimentario incluye desde miel, limones, carne, cereales y oleaginosas, lácteos en el marco de una cadena de valor que debe corregir asimetrías entre la rentabilidad del productor y el precio del consumidor argentino y global.

El complejo tecnológico tanto satelital como informático, de biotecnología moderna humana y animal, farmacología y derivados de industria química implican perspectivas de integración a escala mundial mediante la cooperación y desarrollos estratégicos y conjuntos con otros países del mundo.

El complejo minero requiere de la potenciación de la cadena de valor, esto es, de la industria extractiva, metalmecánica hasta el uso adicional de los bienes generados integrando un círculo virtuoso internacional.

En fin, todos los desarrollos específicos de complejos productivos requieren de una industrialización y generación de valor agregado para creación potencial de mano de obra, de otro modo se genera exclusión y pobreza.

Si la competencia internacional implica cercenamiento de derechos laborales, reducción de impuestos a ricos, represión social y apertura indiscriminada del comercio exterior para poder integrarnos al mundo, entonces, las tensiones sociales tornarán inviable la gobernanza del país dejando al país en pésimas condiciones sociales de inequidad y exclusión.

Debemos entender las restricciones, sumar esfuerzos de tolerancia y administración de las disidencias y conflictos y garantizar un rumbo de crecimiento con equidad, única transformación productiva viable en un país para todos.

 

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