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“Para mí que a los pescadores nos discriminan”

Alberto Navarro pesca desde hace 25 años; Juan Ramón Díaz vive de la actividad hace 45. Hablan de “un tiempo malo”, de hambre y de pobreza. Ambos son de las Tres Bocas de Puerto Vilelas. “Nos perjudicó en todo la pandemia y la veda”, lamentan.

 

Alberto Navarro pesca desde hace 25 años; Juan Ramón Díaz vive de la actividad hace 45. Ambos están en el predio de las Mujeres Canoeras que es atravesado por las líneas que alistan los pescadores y que sacan de los “cabos recuperados que descartan los embarcadizos”, comentan a elDIARIO de la Región. “Nosotros le sacamos lo del medio y eso nos sirve para el espinel. Es bastante difícil conseguirlo, algunos te dan, no sabemos qué hacen los embarcadizos con esto. Con que nos sirva dos o tres hebras de cada rollo, ya sacamos para un espinel. Si sacamos 100 metros, ya nos sirve”, comenta.

“Es una pobreza todo esto, señora. Mi señora tiene cinco chicos y nosotros no tenemos ni una ayuda. Vivimos de la pesca. Y si querés salir a trabajar afuera, te sacan las herramientas, te quitan las cosas. No hay escapatoria para nadie”, explicó Juan, pescador y padre de cinco niños que se alimentan en lo de Narváez. “Mediante ella estamos comiendo, si no fuese por ella, estaríamos sin nada”, agregó.

Alberto habla de “un tiempo malo”. Cuenta que el Gobierno le dio una ayuda de $10.000, pero que no llegó a todos los pescadores y que, en su caso, si bien cuenta con el dinero, aún no pudo sacarlo por “problemas con la tarjeta”.

Hasta hace un par de semanas, la actividad pesquera fue nula. “Estuvimos parados desde que empezó la pandemia». Ahora pescan lunes, martes y viernes medio día. “Se complica mucho no pescar, nosotros vivimos de esto. Si saco pescados, como, y si no, no. Tengo familia, la mayoría de los pescadores la tienen y el que menos hijos tiene, tiene cuatro o cinco. Nos dan dos días y medio para pescar y de día. Pero nosotros no pescamos de día, lo hacemos de noche”, relata el hombre mientras desenrolla bobinas.

Alberto no está de acuerdo con que se levante la veda. Lo preocupa la bajante del río Paraná. “No estamos pescando con mallones, estamos pescando con espinel. Con mallón no podés pescar, porque empiezan a salir los palos, te trancás, fundís tu malla”, dice y agrega otro dato: un kilo de hilo cuesta cerca de $2.000. “Con un kilo de hilo, sólo hacemos tres o cuatro remiendos”, detalló.

“La verdad es que nos perjudicó en todo la pandemia y la veda. No podemos pescar y encima se nos funden nuestras herramientas. La canoa continuamente tiene que estar moviéndose, sino se seca la madera, se raja y tenés que tener otra vez para arreglarla. Un tacho de pintura te sale $1.600, $1.800 y son dos o tres tachos para que te alcance para una canoa. Después de tres meses para moverla, seguro tenés que cambiar una tabla, otros $2.500”.

“Para mí que al pescador lo discriminan. En los 25 años, nunca recibí ni una caja de anzuelos. Hace unos cuantos años nos dieron una canoa y cosas para pescar, para espineles, después nunca más. Eso vino de Resistencia, de la Nación, en el tiempo de la Kirchner”, reflexiona el hombre.

“Se abusan de los pescadores, creen que somos ignorantes”, opinó Alberto, y añadió: “Vienen los acopiadores y te quieren pagar $40 o $50 el kilo de moncholos, cuando en Resistencia están vendiendo a arriba de $200. Y tenés que vender de alguna forma y terminás entregando tu pescado, sino no se vende”.

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