La Sociedad

Leonardo Da Vinci, genio y humanista

El polímata del Renacimiento italiano, Leonardo Da Vinci, nació el 15 de abril de 1452 en Vinci, una localidad de Florencia (Italia). Murió en Amboise (Francia) el 2 de mayo de 1519.

Prototipo de hombre del Renacimiento, fue el hijo ilegítimo de Piero Fruosino di Antonio, noble y embajador de la República de Florencia, y de una joven campesina llamada Caterina di Meo Lippi.

Da Vinci pronto manifestó inquietud por la naturaleza. Su curiosidad le llevó a pintar seres mitológicos inventados por él mismo, inspirados en sus observaciones. Su primer biógrafo, Giorgio Vasari, afirmó que el padre del artista quedó aterrado a la vez que fascinado por uno de sus dibujos.

Después de seis años que pasó como aprendiz del artista Andrea del Verrocchio, montó su propio taller en Florencia. Luego, se asentó en Milán. Allí, se presentó ante Ludovico Sforza, duque de Milán, que pasó a ser su mecenas. Permaneció en su corte durante 17 años como ingeniero.

En Venecia, trabajó como ingeniero militar. Su tarea fue la de crear sistemas defensivos para proteger la ciudad de los canales de los ataques de los turcos. Los artefactos que inventó no se construyeron como, por ejemplo, una especie de escafandra sumergible o barcos con doble revestimiento para resistir las embestidas. Se cree que sus invenciones no pasaron del papel por falta de tiempo y dinero.

En estos años, Da Vinci ya era conocido en Italia como un genio. Sus habilidades y su polimatía eran célebres en el país de la bota. Multitud de encargos le llegaron esos años, aunque muchas quedaron solo en bocetos, como La batalla de Anghiari.

No obstante, si por una obra es mundialmente famoso Leonardo da Vinci, sin duda, es por La Gioconda (1503-1507). Se cree que el retrato pertenece a Lisa Gherardini, esposa de Franceso del Giocondo. La enigmática sonrisa y la mirada de la modelo han hecho de esta pintura una de las más comentadas y estudiadas de la Historia. 

El rey de Francia, Francisco I instaló a Da Vinci en el castillo de Clos-Lucé, cercano a la localidad de Amboise, donde pasó los últimos años de su vida. El 2 de mayo de 1519, murió a los 67 años. Sus restos descansan en la capilla de Saint Hubert, en el castillo de Amboise. 

EXCEPCIONAL

El polímata toscano representó los ideales del Renacimiento italiano. Para muchos, es el paradigma de humanista.

Genio como pocos, dominó las más distinguidas artes (pintura, escultura, grabado, arquitectura) sin que ello fuera un impedimento para interesarse también por la anatomía, la ciencia y la ingeniería.

500 años desde su muerte, se le sigue recordando como una figura excepcional que demostró que con pasión se puede lograr todo lo que uno se proponga.

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