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Drámatico panorama en Guayaquil y Lenín Moreno: entre 2.500 y 3.000 muertos por coronavirus

La situación en Ecuador se agrava. Los cádaveres siguen en las calles y el sistema de salud está colpasado. La gente pide ayuda para enterrar o cremar a sus familiares.

Durante las últimas horas, según las autoridades de Ecuador, al menos 500 cadáveres estaban en casas o departamentos, algunos por una semana. La mayoría, ya descomponiéndose, por el calor imperante que puede llegar a los 38 grados en la ciudad de Guayaquil.

La crisis sanitaria de la COVID-19 ha encontrado en esta ciudad ecuatoriana, de 2,6 millones de habitantes, su rostro más siniestro. Los testimonios son desgarradores: «El 26 de marzo murió Emma Marina González Sánchez, de 89 años, en su departamento ubicado en Chimborazo 2425 y General Gómez, al sur. “Tenemos el certificado de defunción. No sabemos si fue coronavirus. Ya no importa. Que se lleven el cuerpo. Está descompuesta. Pusimos a mi abuela en una caja funeraria. Tenía el rostro ya ennegrecido”, comentó su nieta al portal de noticias Primicias.

“Vivíamos en el mismo departamento. Tuvimos que llevar el cadáver al garaje… Igual, hasta aquí sentimos los olores. ¿Cómo se puede vivir así?”, expresa.

Estos relatos  se replican. Al otro lado de la ciudad: Urdenor 1. Casa de dos pisos, amarilla. Adentro, en su cuarto, con el aire acondicionado a tope, yace Rafael Arnaldo Reyes Mora, de 67 años.

Dejó de respirar la medianoche del viernes 27 de marzo. Hasta el jueves 2 de abril nadie se llevaba el cuerpo. Soltero, sin hijos, vivía con su hermano menor, Gastón, de 59, y la hija de este, Ana María, de 20 años.“Tuvimos que abandonar la casa. Soy médica y no es nada saludable vivir con los hedores de un muerto, por más ser querido que haya sido. Nadie responde. Ya tenemos incluso el acta de defunción y nada. Es la peor pesadilla», resumió.

Guayaquil  concentra a 1.520, de los 2.243 contagiados de COVID-19 que hay en Guayas y de los 3.163 que tenía Ecuador hasta ayer.

Oficialmente en el país hay 120 muertes por el virus, aunque muchas personas han fallecido sin que se les haga la prueba.

En los sectores más pobres -los cinturones de miseria, tanto en los extremos norte y sur- el panorama es peor; por el tipo de edificaciones: más pequeñas, estrechas y el hacinamiento, donde pueden vivir hasta 10 personas.

La situación extrema de Guayaquil, bautizada por los medios internacionales como el Wuhan de Ecuador, ha provocado protestas de los habitantes, que exigen ayuda para enterrar a sus muertos.

FUERZA

El Gobierno anunció el martes 31 de marzo que ya no era obligación cremar los cuerpos; sin embargo, desde la madrugada hay colas inmensas para tomar un turno, por ejemplo, en los cementerios de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, que es una de las tres entidades que dan este servicio.

El presidente, Lenín Moreno, en un intento de enfrentar el drama, ha ordenado simplificar los trámites médicos y legales: de ocho papeles a uno, el certificado de defunción firmado por un médico. Pero conseguir un médico para esa firma también se ha convertido en un suplicio.

De allí que se creó la Fuerza de Tarea para que policía, bomberos, agentes de tránsito y las tres ramas de las fuerzas armadas (Ejército, Marina y FAE) ayuden a recoger los cadáveres.

La persona a cargo de ello es Jorge Wated, titular de Banecuador. Explicó que este grupo ha podido sacar 200 cuerpos de sus casas; aunque no ha precisado cuántos quedan pendientes.

Todo esto sin contar con los fallecidos en los hospitales públicos o clínicas privadas. Para descongestionar las casas de salud el plan ha sido usar contenedores frigoríficos para los muertos, tres de ellos entregados por el Municipio de Guayaquil.

En un día regular, por circunstancias naturales o violencia, mueren en la ciudad un promedio de 28 personas. Eso más el COVID-19 suman un cóctel de mortandad que el régimen no ha podido atender, y cuyas cifras difieren.

Los cementerios de la ciudad -particularmente de la Junta de Beneficencia- han explicado que están disponibles 2.000 espacios para afrontar la situación.

Algo que no será suficiente: el mismo Jorge Wated y el presidente Moreno han ratificado este jueves el peor escenario: los muertos superarán los 3.500. (Fuente: Nodal).

Cooperativa La Prensa

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