La Guardia Comunitaria Indígena Whasek pide a quienes puedan colaborar alimentos no perecederos para seguir realizando ollas populares en las comunidades indígenas. El jueves, recibieron 700 módulos familiares destinados a aproximadamente 1.500 familias, según explican. «Estamos pasando tiempos malos, sin poder trabajar o mariscar. A las familias wichí se nos vuelve muy duro el poder alimentarnos», expresaron.
El jueves, llegaron los módulos alimentarios que envía el Gobierno provincial mensualmente. Sin embargo, mandaron 700 módulos para distribuir en siete parajes: Wichí Pintado, El Sauzal, Sauzalito, Vizcacheral, Tres Pozos, Tartagal y Fortín Belgrano. En la zona viven aproximadamente 1.500 familias y los módulos no alcanzan ni a todas las familias ni tampoco ni tampoco dura mucho.
Cada módulo alimentario contiene: un kilo de fideo, un kilo de polenta, un kilo de arroz, un kilo de harina, un kilo de azúcar, un kilo de leche en polvo y un kilo de aceite. Desde la Guardia Comunitaria Indígena Whasek, indican que «el envío es obligación del Gobierno provincial».
Y también agregaron: «Hacemos responsables de la situación que estamos pasando como pueblos originarios al Gobierno y al Instituto del Aborigen Chaqueño. Reciben millones de fondos para responder a las necesidades de los indígenas de la provincia y ese dinero nunca llega a los territorios», denunciaron.
En el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio, las comunidades indígenas ante la imposibilidad de trabajar y salir a mariscar no pueden comer. «Tiempos en donde el hambre nos golpea y desde el gobierno hacen que esos golpes sean más fuertes todavía», expresan desde la guardia comunitaria.
También en su comunicado expresaron: «Luego de vivir durante siglos de nuestros montes pasamos a morirnos de hambre en el presente». El texto continúa: «Nos despojaron, primero de nuestra cultura ancestral, luego de nuestros territorios. Mediante la violencia nos obligaron a someternos a sus formas de vida y a vivir dependiendo de las migajas de los políticos y empresarios».
Para hacerle frente a la situación se organizaron como Guardia Comunitaria Indígena Whasek y junto a los caciques comunitarios decidieron hacer ollas comunes para garantizar un plato de comida. Detallaron que «la prioridad serían los ancianos y niños» y que utilizarán para cocinar parte de los módulos y las donaciones que reciban. «Pese a lo poco que nos mandaron, buscamos acompañar a nuestra gente comprometiéndonos a cuidarlos en lo que esté a nuestro alcance», sostuvieron.
Por esto, piden a quienes puedan colaborar alimentos no perecederos para continuar con las ollas populares en medio del aislamiento que les impide conseguir comida. «Quizás no podamos solucionar el tema del hambre y la desnutrición, pero por lo menos haremos que la realidad duela menos para muchos», expresaron desde la guardia comunitaria.
