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Roxana Toledo: “Pareciera que intervenir una escultura es más urgente que intervenir ante las situaciones de violencia”

La artista chaqueña Roxana Toledo fue la gestora regional que nucleó e invitó al resto de sus pares que participan en actualmente y hasta fin de mes en la muestra federal Para todes, tode. Esta iniciativa es en apoyo a quienes trabajan en el Centro Cultural Haroldo Conti, ante la precarización y con una marcada impronta performática en la cuestión de géneros. elDIARIO de la Región habló con algunas de las participantes para rescatar el valor de sus obras y sus impresiones sobre la persecución política en el arte.

Roxana Toledo es una artista chaqueña que ha forjado su nombre en la provincia gracias a su trabajo individual y colaborativo. Fue la impulsora de que tantas artistas regionales llegaran a la gran muestra federal Para todes, tode. Este matutino publicó hace un tiempo una entrevista con su curadora, Kekena Corvalán, donde se abordó el trabajo político, sindical, artístico y de géneros que representa esta muestra. En el Centro Cultural Haroldo Conti, con todas las persecuciones ideológicas y apoyo que recibió, la iniciativa sigue durante el resto del mes.

elDIARIO de la Región tuvo la oportunidad de entrevistar, además, a las artistas locales que participaron de esta muestra. Roxana fue la gestora y cuenta que conoció a Kekena participando en el 2018, en su proyecto “Escuela de Maestras”. Unos encuentros de análisis de obra en los que: “Nos encontramos en una plataforma horizontal con artistas mujeres de gran trayectoria. Un proyecto que me sorprendió gratamente y me resultó de mucha utilidad para reencontrarme con mi obra y también conocer a hermosas artistas”.

“Cuando me llegó la invitación para esta muestra, fue un gran placer por dos razones: saber que mi obra le había interesado, y por la oportunidad de exponer en un lugar paradigmático como el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti en una muestra por demás democrática, en la que tuvimos la oportunidad de colaborar con la curadoría replicando la invitación a artistas a quien considerásemos de interés”, comienza explicando. “Sin dudarlo invité a artistas que considero valiosas, algunas oriundas de nuestra provincia, y otras que están trabajando en ella”. Además, se sumaron: Valentina Mariani, María Victoria González, Celeste Massin y María Paula Souilhé.

Cuenta que no han sido tan ágiles al momento de organizarse para el envío de las obras, “y cada quien lo realizó por su cuenta. Pediremos ayuda a Cultura, para traerlas de vuelta a Chaco”, adelanta.

“Para entender el malestar que causó esta exposición hay que tener bien en claro su origen: la muestra se generó a partir de una convocatoria que los trabajadores hicieran a Kekena para realizar una muestra feminista y federal”, con motivo del 8 de marzo: “Además de respaldar a los trabajadores ante la preocupación que les generaba una fuerte reducción en el presupuesto asignado al iniciar las actividades de 2019, así como los compromisos económicos pendientes de solución. Entonces, se entiende que la muestra no contara con respaldo de las autoridades. Situación por demás preocupante, ya que estamos hablando de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que debería representarnos y defender nuestros derechos, comenzando por el derecho a expresarnos en todo tipo de lenguaje. Por otro lado, pareciera que intervenir ante la inclusión de una escultura con un pañuelo verde en una muestra es más urgente y necesario que intervenir ante las situaciones de violencia que sufren los cuerpos de mujeres y niñas en nuestro país. Nos hace pensar en lo prioritario para este Gobierno y en cómo superar la náusea ante la respuesta. También tenemos que entender que no es signo particular de este momento, sino que responde a una característica histórica de algunos sectores de nuestra sociedad patriarcal, signos que estamos luchando por combatir y revertir”.

Para participar en la muestra, Roxana eligió una obra en la que está trabajando: Ver, hablar, oír, un tríptico en fotografía toma directa (2017). Basada en la obra de los tres monos también conocidos como los “tres monos sabios”, (representados en una escultura de madera de Hidari Jingoró, 1594 -01634), en el santuario de Toshogu, en Nikko al norte de Tokio (Japón).

“En esta obra, las imágenes proponen, en especial para las mujeres, romper con los hábitos de ocultamiento de las situaciones de injusticias. Quitarse las vendas, poder ver, oír, decir. Habilitar todos los sentidos a lo que nos está sucediendo, al momento que estamos viviendo. Desde lo doméstico tal vez, o desde el lugar de pertenencia, recuperar los sentidos y empoderarse. Recuperar el propio cuerpo, habilitar el diálogo”, explica.

También cuenta que eligió esta obra: “Porque es contemporánea tanto por ser de realización reciente como por su significado: la inclusión de las vendas tiene que ver con la acción de curar: nos curamos nosotras y se cura la sociedad en la que estamos viviendo y actuando. Está más bien dirigida a las personas, mujeres de mi generación, pero quien desee se puede sentir identificada con la imagen”, señala.

Para la artista: “Participar en esta muestra me hizo sentir, más que nunca, que desde el feminismo estamos haciendo historia. La confirmación de que los derechos se mantienen defendiéndolos, y que estamos acompañadas. Es un privilegio que tenemos, además, de poder participar junto a grandes artistas de extensa trayectoria que considero ejemplos, y jóvenes activistas a quienes admiro. Afirmar lazos de sororidad con artistas de distintas regiones del país y con las compañeras de la provincia fue muy placentero y han resultado nuevos proyectos y muestras venideras”.

 

 

VALENTINA MARIANI: “LUCHA COMO UNA ABUELA”

Valentina Mariani es una artista visual, es de Corrientes y reside en Resistencia hace tiempo. Cuenta que llegó a la muestra por medio de la compañera Roxana Toledo, que le recomendó su trabajo a la curadora, Kekena Corvalán. Así, le llegó la carta de invitación para participar.

Su obra expuesta es Lucha como una abuela, bordado tradicional, en hilo azul, del azul que usaban las madres y abuelas de plaza de mayo para bordar sus pañuelos, montado sobre un bastidor de inicios de la democracia. La imagen alude a la fotografía de Omar Torres (1979), que retrata a estas mujeres. “La elección de la técnica busca resignificar las labores que las abuelas aprendieron como parte de la socialización femenina – obligatorias y para en el ámbito doméstico- y que las nietas elegimos recuperar como herramientas de denuncia”, comenta.

“La idea surge en oposición a la frase ‘lucha como una chica’, que hace referencia a que las niñas y las mujeres son débiles y no saben pelear. Las Abuelas de Plaza de Mayo desafiaron el estereotipo de mujer y el imaginario social sobre la abuela -relegada al ámbito de lo privado, la ama de casa dedicada a las labores domésticas y las tareas de reproducción”, agrega.

Las artistas debieron abonar el envío de sus obras de forma personal, “además, quienes viajaron a la inauguración costearon por su cuenta sus pasajes y alojamiento. Por cuestiones de fuerza mayor yo no pude ir, pero desde el primer momento mi participación en la muestra fue posible gracias al apoyo y la ayuda de compañeras y sobre todo de mi familia”, cuenta la artista.

Como ya adelantaba la curadora Kekena Corvalán a este medio, incluso el catálogo de la muestra se publicará de forma autogestiva, existe una cuenta de mercado pago donde se puede colaborar desde $300.

Pasó ya un mes de que se hizo una campaña pública de apoyo a esta muestra tras la persecución política y religiosa a Para todes, tode, incluyendo la censura de la obra María Feminista, sin que ni su autora ni la curadora sepan su paradero material. Al respecto, Mariani opina: “Me parece una clara muestra del poder que aún hoy tiene la Iglesia en las cuestiones estatales, porque se censuran obras referidas a una necesidad de la sociedad, que es la ley de interrupción legal del embarazo por cuestiones puramente religiosas”.

“En nuestra provincia basta con entrar a cualquier escuela pública u organismo estatal para notar la presencia de la iglesia, por ejemplo, mediante símbolos religiosos, siendo que la educación pública es laica. Y aunque quizás parezca algo inofensivo, son formas de adoctrinar. De darle validez a un solo discurso, el oficial, y dejar afuera a todas las personas que profesan otras religiones o incluso ninguna. A mi parecer es hipócrita”, indica porque a reverso de esta censura, donde el acceso está restringido a menores de 18 años, “en las escuelas se expone a niños y niñas desde los 5 años a símbolos religiosos”.

La artista también cuenta que participar es un “sueño cumplido”, por la cuestión federal y por la selección enfocada en mujeres y personas de identidades disidentes. Pero también por su historia familiar: “Mi abuelo y mi abuela paternos fueron presos políticos. Mi abuelo en un centro de detención clandestino. Mi abuela en prisión domiciliaria junto a sus tres hijos, el más pequeño siendo aún un bebé. A pesar de las diferencias que teníamos con mi abuela, hoy puedo comprender cuan revolucionario fue maternar en ese contexto”.

“Por ello la ex Esma es un lugar sumamente significativo para mí, tuve la oportunidad de visitarla junto a mi hermana y mi mamá durante mi adolescencia y hoy, nuevamente a través del arte. En su momento jamás hubiera imaginado que me iba a dedicar al arte y mucho menos que mi obra iba a estar expuesta en ese espacio”, manifiesta.

 

PAULA SOUIHLÉ: FOTOGRAFÍA Y MEMORIA

Paula coincide con el resto de las artistas, en que su participación se debe a la invitación de su par Roxana. “La persecución no me sorprende. Una más de las que han hecho durante estos cuatro años de gobierno. Es lo que saben hacer: perseguir y censurar todo lo que tenga que ver con la libertad, la justicia, la dignidad. No hace más que reafirmarme el lado de la grieta en el que estoy”.

La reconocida fotógrafa resistenciana expone cinco fotos de su serie Reciclarnos. Son autorretratos grupales e individuales que hizo “en el tiempo en que estaba pasando por quimioterapia. Mandé esa serie porque creo que encuadraba dentro de la propuesta de la muestra”, indica.

Cuenta, además, que es la primera vez que expone en Buenos Aires. “Fui con esa serie que tiene mucho peso emocional para mí. Y la muestra es en la Ex Esma, un lugar con muchísimo peso para mi historia”. Paula es hija de presos políticos: “Nací en cautiverio y estuve detenida un año y medio con mi mamá”. El día de la inauguración, fue la segunda vez que entró a ese lugar.

 

MARÍA VICTORIA: QUÉ ES SER MUJER

María Victoria González es una artista santafecina establecida hace tiempo en Resistencia. Su obra seleccionada es de 2012, está hecha en grabado sobre textil, guata y estopa. Sobre la respuesta conservadora a esta muestra, señala: “No es nada más que la manifestación de una postura ideológica que cuestiona la recreación de imágenes religiosas vinculadas a un tema sensible: el aborto”.

La obra elegida se desprende de su serie La condición femenina, el cual reconstruye a través de una hipérbole la etapa fértil de una mujer. Esta serie artística “aborda la construcción de la identidad a través de la intersección de dos ejes: la memoria genética y la memoria cultural”.

“El sustantivo ‘condición’ juega en un doble sentido, en uno de ellos apela a los factores sociales condicionantes y por ende excluyentes de ‘Ser Mujer’; por otro a la condición propia de la sexualidad femenina: factores psicológicos fisiológicos, culturales etc. Forjar un lenguaje estético con situaciones comunes a la vida de la mayoría de las mujeres se convierte en una necesidad de hacer visible la fisiología femenina. Las imágenes de lo no visible construyen un discurso posible de la noción de sexualidad femenina y de femineidad. El cuerpo es objeto de análisis constante, su interioridad se vuelve un territorio para desandar lo cotidiano y lo inusual, la juventud y la vejez, la vida y la muerte”, describe la artista.

 

 

Cooperativa La Prensa

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