Desde ayer se declaró la veda total para la pesca comercial y deportiva por la bajante del río Paraná, que registra actualmente menos de un metro. La medida fue adoptada por la Secretaría de Desarrollo Territorial y Ambiente, mediante el decreto 1633/20, resolución 1078/20.
Cabe recordar que este tipo de comportamiento del río puede generarse, según una investigación reciente del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CONICET-UNNE) debido a periodos prolongados de sequía.
Debido a la bajante, la humedad del suelo desciende por debajo del nivel de las raíces y la vegetación sufre estrés (caída de flores, de frutos, de hojas) y hasta la muerte de la vegetación herbácea. No se produce la germinación. Hay mayor riesgo de eventos de fuego.
En cuanto a los peces se concentran en los sitios que quedan con agua, y eso los hace vulnerables a los predadores (yacarés, aves, y –sobre todo- a los pescadores). Muchos peces mueren varados por no llegar a los cursos con agua y al ser menor la masa de agua la amplitud térmica es mayor y puede afectar a muchos organismos.
Las bajantes también afectan al repoblamiento de peces, ya que los huevos de los peces no pueden ser dispersados en las lagunas de la planicie inundable, que son los sitios donde los pececillos pasan las primeras etapas de su vida. Son las áreas “de cría” de los peces, motivo por el cual se prohíbe la pesca ya sea comercial y deportiva.
