El referente de los supermercadistas chaqueños, Miguel Simons, habló del stock en baja que marcó al sector a la hora de preparar sus góndolas para las Fiestas de Fin de Año. En declaraciones a elDIARIO de la Región, aseguró que este año “el stock de productos navideños está en su punto más justo. Muchos han optado por comprar pocas cantidades y marcas líderes y otros, pocas cantidades y marcas más económicas para asegurarse la venta. Pero los stocks son realmente reducidos”.
Comentó que los supermercadistas “no invirtieron mucho dinero, sobre todo lo que es turrones, maníes, se han comprado muy poco. Y lo poco que se ha comprado son de primeras marcas y no han comprado volumen. Por ejemplo, si uno compra garrapiñadas en Córdoba hay que comprar en cantidad; entonces prefirieron comprar a Arcor, por ejemplo, tres cajitas de garrapiñadas y no hacer ni un tipo de stock”.
En cuanto al movimiento previo que suele producirse desde mediados de noviembre, habló de la venta de budines y pan dulces, “productos de este tipo que son de bajo gramaje y hay alternativas baratas, y la gente ya lo usa para tomar el mate o el té”.
Analizó que uno de los principales factores de los supermercadistas que se inclinaron por la austeridad a la hora de la compra para abastecerse fueron las ventas del Día de la Madre, que “fueron muy pocas, muy pobres y para nosotros siempre fue un termómetro, un parámetro para lo que viene”. “Este año, el Día de la Madre, en lo que respecta a comestibles, hacia los productos básicos en supermercados, fue muy pobre. Y fue en esto en lo que se basó la decisión de no stokear productos navideños, porque es un reflejo. Y es lo que va a pasar. Probablemente el mayor consumo este año se dé hacia el pollo, la carne, que en realidad es caro pero rinde más. Y se va a caer la venta de productos navideños tradicionales”, estimó Simons.
CULTURA DE LA
COMPRA CON TARJETAS
Por otro lado, opinó sobre el comportamiento de consumidores a la hora de usar los plásticos y advirtió cambios negativos en cuanto a la falta de cultura sobre su utilización y el cambio de hábito también en relación a que en años anteriores bastaban para la adquisición de indumentaria, electrónica o electrodomésticos, y hoy alarma por su uso en el rubro de los comestibles.
“Particularmente tengo la teoría de que en el Chaco difícilmente no haya plata. En provincias industrializadas como Santa Fe, Córdoba, Mendoza o Buenos Aires, la caída del empleo, de la industria, puede provocar que disminuya el flujo de dinero; pero en Chaco, casi el 75% de la población vive directa o indirectamente de un salario fijo. Podemos decir que no le alcanza la plata, pero no que no hay plata”, analizó el supermercadistas y advirtió que uno de los motivos tiene que ver con que “cambió la forma de administrar sus ingresos”. En ese punto, señaló que “se exacerbó el consumo de la gente en cuotas y hoy tiene un alto endeudamiento, y hablamos de la media de la población, gente que no tiene grandes ingresos”. “Yo he llegado a tener 25 empleados y a recibir 25 llamados todos los meses de casas de crédito. Se sacan créditos para pagar otros créditos, es una cadena de endeudamientos. La gente no tiene cultura, ni preparación, y no se la ha concientizado sobre el peligro del uso de la tarjeta y se la ha incentivado. La tarjeta de crédito no es un sueldo, puede usarse en forma eventual y a fin de mes reservar el dinero para pagarla pero aquí no se hace eso”, aseguró.
Como dato específico, indicó que el consumo con tarjetas de crédito es notable entre el 9 y el 10 de cada mes, y luego pasado el 25. “Casi el 70% de los consumidores usan la tarjeta, luego merma un poco hasta que pagan la tarjeta y le vuelven a habilitar el crédito. Te invito al supermercado a hablar con cualquiera de las cajeras y que te digan cuántas tarjetas les rebotan por día por falta de fondos, son muchísimas. La gente está al límite y refinancia y vuelve a pagar; paga el mínimo de su tarjeta para habilitarla y al mes siguiente es como si no hubiese pagado nada porque vuelve a generar intereses nuevamente. Los costos hoy son muy altos, en impuestos, trámites, salud, y la gente está al límite”, advirtió Simons.
