La Secretaría de Energía, a cargo de Eduardo Rodríguez Chirillo, está desarrollando este nuevo concepto, que abandonará la segmentación de tarifas de los servicios públicos de energía eléctrica y gas natural, implementada en el último tramo de la administración anterior.
La propuesta busca establecer una canasta básica energética con volúmenes indispensables de consumo de gas y electricidad por zona bioclimática. La canasta se determinará según la región del país y la conformación del grupo conviviente. Se contrastará el costo de estas cantidades con el ingreso del grupo conviviente y se subsidiará la diferencia en situaciones de vulnerabilidad.
La nueva administración pretende enfocar los subsidios para “auxiliar a quienes realmente lo necesitan y considera que la segmentación de tarifas no ha sido efectiva en este sentido”. Estos cambios serán sometidos a audiencia pública.
El objetivo es otorgar subsidios basados en el diferencial cuando el precio de la canasta básica energética supere un porcentaje determinado de los ingresos totales del grupo conviviente. Esto representa un cambio respecto al enfoque anterior, que se basaba en el ingreso del titular del servicio.
La iniciativa busca mejorar la eficiencia, evitando superposiciones. La implementación de este nuevo esquema requerirá la realización de cálculos de consumos esenciales según grupo conviviente y región del país, así como la depuración de la base de datos de usuarios.
La estrategia del Gobierno incluye declarar una emergencia energética, restaurar la cadena de pagos del sector y atraer inversiones para mejorar la infraestructura energética y asegurar un suministro “eficiente y sostenible para el crecimiento económico”.
