La Sociedad

La permacultura como vida y salvavidas

Sabrina González es una profesora de inglés de Sáenz Peña. Hace algunos años, se encontró con la noción de permacultura: una forma de vida que te invita a ver el contexto en un continuo con vos y los demás. Ella comenzó participando de algunas actividades, hasta que desde el año pasado inauguró su propio espacio, llamado Pachí. Allí, realizaron actividades de conocimiento permacultural y este año tienen pensado llegar a otras poblaciones, como las mujeres productoras y otras personas en situaciones vulnerables.

“Antes de conocer sobre la permacultura, llegó la bioconstrucción a mi vida, que es el diseño y edificación de hogares sustentables saludables para las personas que lo habitan y con el menor impacto negativo en el ambiente”, contó a elDIARIO de la Región y explicó que el motivo de acercamiento con esta práctica fue personal e influido por el amor. “Es lo que buscamos genuinamente los seres humanos. En la búsqueda, una se sensibiliza con todo lo que la rodea: las personas cercanas, las no tan cercanas, la humanidad, la naturaleza. Entonces, el amor mueve al cuidado del otro o los otros y las opciones se vuelcan hacia eso”, continuó y resumió el principio fundacional de la permacultura, vivir sin perjudicar al entorno.

Sabrina explicó que esta nueva mirada surge como respuesta a políticas macro, como la venta de tierras por parte de los Estados, los efectos de las multinacionales y las políticas neoliberales, que quitan fuerza a las comunidades y las lleva al hambre y la pobreza. “Pero, creo que también desde cada lugar cualquiera puede cuidar y preservar”, dijo. Sabrina ensaya lo global en lo local y desde su microespacio genera redes en pos de una nueva forma de vida para ella y los demás.

Relató que la permacultura llega a ella a principios de 2016, luego de que iniciara el gobierno del Pro en Argentina. “Cuando vi que se venían tiempos difíciles para todes y sobre todo para las poblaciones más vulnerables, decidí aprender sobre el cultivo orgánico de alimentos”. Su objetivo era organizar huertas comunitarias o personales en los barrios y lograr así, a pequeña escala, soberanía alimentaria. Así, conoció a Agustín Quiroz, maestro permacultor. Con él y otro grupo de entusiastas, realizaron durante todo el año pasado huertas y hornos en la ciudad termal. “Y a partir de allí, se dieron más encuentros con personas que construyen o viven en casas hechas de barro”, explicó.

Es junto con Agustín que piensan y abren Pachí,  un espacio comunitario de permacultura en Sáenz Peña. “Se genera primero como un hogar y luego como una casa escuela”, cuenta. Pachí – espacio, lleva su nombre de un vocablo aymará, que significa “gracias”. Se inauguró a mediados de 2016 para la comunidad con varios proyectos: huerta comunitaria, construcción en barro de un salón de usos múltiples, biodigestores, sistema de refrigeración natural, cocina eficiente, baños secos, sistema de tratamiento de aguas grises, estanque, entre tantos otros. “Algunas de estas actividades están completadas y otras están en progreso. A partir de marzo, continuaremos trabajando en ello”, expresó.

 

LA PERMACULTURA SALVA VIDAS

Hace tiempo, Sabrina dejó en claro esto: “La permacultura me salvó la vida”. La idea primordial, amar, construir y compartir, la impulsó a hacer esto también con otras poblaciones. Por eso, en 2017, tiene varios proyectos en vista: junto a otro amigo permacultor e ingeniero en alimentos, Juan Manuel Pereyra, están organizando la realización de huertas en comedores de la ciudad termal.

“Durante enero y febrero, tenemos proyectos en otras provincias, algunos compartidos: construcciones naturales en Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba y Río Negro, a los que estará abocado Agustín; y en Río Negro, en la comunidad de El Bolsón, compartiré saberes y experiencias. Luego, recorreré otras provincias, acercando la ética, los principios de diseño y los dominios de acción de la permacultura en charlas o talleres”, así resumió el inicio de su intensa actividad.

Ya en Sáenz Peña, también fue explorando el empoderamiento de las mujeres a través de jornadas de bioconstrucción. “Durante el recorrido por provincias, esperamos coincidir con la amiga y compañera Mariana Villaverde y compartir también talleres sobre feminismo”; comentó que la idea es integrar bioconstrucción y feminismo, “para que las mujeres podamos recuperar el arte de construir nuestros hogares y que no sea una práctica ajena o lejana a nosotras”.

Pero no conforme, hay otro proyecto en vista. Junto al psicólogo saenzpeñense Gustavo Brollo, están realizando bloques de cemento y barro para trabajar con jóvenes en situación de vulnerabilidad, “para que puedan construir sus hogares en un lugar comunitario”, dice.

En la actualidad, hay tres personas exconvictas con salida transitoria trabajando. Están con la fabricación de bloques de cemento para su venta, en un terreno prestado. “Se pidió al Municipio un terreno fiscal y estamos esperando respuesta”, concluyó.

 

 

Cooperativa La Prensa

Cooperativa de Trabajo y Consumo Ltda La Prensa

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